sábado, 28 de julio de 2012

Rio+20: Reflexiones sobre la economía verde ante el cambio climático I

El centro BC3 publica las conclusiones del foro anual Klimagune Workshop 2012, un espacio de encuentro informal sobre Cambio Climático, dirigido a los agentes de la Red Vasca de Ciencia y Tecnología. 
audios (1) 
Entre los días 20-22 de Junio tiene lugar la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible en Rio de Janeiro (‘Rio+20’) bajo el lema de la “economía verde” en un contexto de crisis económica y ambiental global. La crisis económica se solapa con una realidad sangrante: 1.300 millones de personas viven con menos de 1,25 dólares al día. Además nos enfrentamos a la amenaza de graves cambios ambientales globales. 
La Cumbre de Rio de 1992 trajo consigo la popularidad del concepto de desarrollo sostenible, y paralelamente se forjó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite riesgos peligrosos para el Planeta. Para Rio+20 la economía verde es aquella «que conduce a una mejora del bienestar humano y la equidad social a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica», según se define en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). 
Tras esta calculada ambigüedad el PNUMA claramente apoya la lógica del crecimiento económico y defiende invertir el 2% del PIB mundial para contribuir a impulsar “un crecimiento más verde y racional combatiendo al mismo tiempo la pobreza”. Es paradójico que tras dos largas décadas Rio vuelva a hacer hincapié en los cantos de sirena del paradigma del crecimiento económico indistintamente para el Norte como para el Sur. 
Un paradigma que en el Norte ya se ha demostrado que lejos de conducir a un aumento del bienestar humano está generando problemas sociales, debido a la creciente desigualdad en el reparto de la renta y una crisis ambiental sin parangón en la historia, reflejada en el creciente calentamiento global. Éste se debe en gran medida al incremento inexorable de la demanda de materiales estratégicos, de recursos energéticos asociados a los combustibles fósiles y el cambio del uso del suelo que afecta tanto al suelo agrícola como bosques, agua dulce, aire, etc., que en una gran medida son el capital principal de las economías en vías de desarrollo. De acuerdo con la evidencia científica la prioridad inmediata es estabilizar el clima global a una temperatura no superior a los 2°C sobre los niveles pre-industriales, que está asociado a un nivel máximo de concentración de CO2 en la atmósfera de 450 partes por millón (ppm). 
Actualmente nos encontramos cada vez más cerca de las 400 ppm. El reto es por tanto de una dimensión enorme. A nivel global se necesita una reducción de las emisiones de CO2 de entre el 95 y 99% para el año 2050. Es necesario por tanto desacoplar de forma absoluta las emisiones de CO2 y la actividad económica llevando a cabo una transición hacia una masiva descarbonización de la economía. Simultáneamente, es necesario seguir invirtiendo recursos para la adaptación a un cambio climático que ya está aquí y que no se podrá evitar que tenga efectos en el futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario