sábado, 7 de julio de 2012

Pago por servicios ambientales: nuevas mercancías IV

Con diversas estrategias comunicativas: campañas, días de acción global, apagones, conciertos, grandes ONG como la WWF, artistas, y políticos como Al Gore, han logrado posicionar, de manera central, una preocupación generalizada por el clima del planeta. 

Para Fernández (2011: 92-97), toda esta construcción discursiva sobre el cambio climático intenta desactivar el ambiente contestatario del mundo, mejorar la imagen de las corporaciones y tratar de ganar para las tesis favorables al mercado a un sector importante de los movimientos sociales mundiales y sobre todo al universo de las ONG”. 

La ganancia de esto es que se han construido nuevos mercados para recrear una economía en crisis e instalar la idea de que se está enfrentando el problema. En cuanto a las evaluaciones de las medidas, se reconoce de alguna manera que han fracasado pero ese fracaso se asocia con fallas de mercado, como la falta de compradores y vendedores para determinados servicios, una inadecuada asignación de precios debido a la aplicación de límites de emisiones tímidos o la imposibilidad de asignar valor económico a diferentes funciones de la naturaleza (Informe Teeb, varios autores, 2008). 

Los primeros avances para ir armando una visión sobre la economía verde se basaron en la noción de Pago por Servicios Ambientales (PSA) o servicios ecosistémicos.

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