domingo, 8 de julio de 2012

Mercados de carbono: derecho a contaminar I

En las negociaciones sobre el clima, el Protocolo de Kyoto propició el esquema de mercado más desarrollado en el mundo, que incluye los mecanismos de desarrollo limpio4 y de implementación conjunta. Este comercio de emisiones, además de que es una falsa solución, permite que haya apropiación privada de la atmósfera. Veamos. 

La invención de los mercados de carbono parte de la premisa de que el carbono que se emite al quemar fósiles puede compensarse en un lugar distinto al que fue emitido. Estados Unidos, por ejemplo, el principal emisor de dióxido de carbono en el mundo, puede seguir emitiendo y a la vez hacer alguna labor compensatoria en otro lugar del planeta. Quienes quieren seguir contaminando en el mundo industrializado, pueden negociar los llamados servicios ambientales que prestan los océanos, los bosques o los suelos para absorber carbono; en este caso, proveniente del excedente de gases de efecto invernadero producido, extraído y quemado por las empresas contaminantes. 

Este comercio de carbono está creando en la práctica derechos de contaminación, pues permite que los países industrializados y empresas contaminantes de Europa, Asia o Norteamérica vayan a reducir emisiones a donde les resulta más económico y rentable, en países como México, China, Colombia o Ecuador: 

Los derechos de contaminación [...] son [...] una mercancía de gran venta en los mercados financieros. Bancos privados como BNP Paribas y Credit Suisse, junto con intermediarios y comercializadores como Cargill, AgCert y Gazprom Marketing & Trading, los compran para especular y venderlos a terceros. ¿Y por qué no? Los precios son volátiles y se puede ganar mucho dinero. Y si el mercado global de derechos de contaminación por gases de efecto invernadero se vuelve tan grande como algunos prevén –billones de dólares–, nadie en Wall Street u otros centros fi nancieros puede darse el lujo de quedar fuera (Lohmann, 2010).

No hay comentarios:

Publicar un comentario