martes, 3 de julio de 2012

La Crisis de la Economía Verde

La depresión económica de los pasados años 30 se produjo por la caída del sector financiero en Estados Unidos, que determinó un desempleo cercano al 25% de la población y un derrumbe del 26% en el Producto Interno Bruto (PIB). El New Deal de entonces se concibió como un conjunto de reformas políticas que apuntaron a recuperar la economía reformando el sistema financiero y fomentando la inversión pública. En las propuestas actuales, la preocupación de las grandes economías surgen del rumbo que necesitan tomar ante las transformaciones climáticas globales. Estos cambios, que afectan las poblaciones más vulnerables y empobrecidas, impactan también a importantes sectores de la economía mundial, que ven el riesgo de llegar a una caída del PIB mundial que oscila entre el 5% y el 20% (Stern, 2007), si no se actúa en lo que se requiere: invertir por lo menos el 1% del PIB mundial para enverdecer la economía. 

Uno de los puntos de debate entre quienes impulsan la economía verde y aquellos que observan los riesgos que ella entraña es que las transformaciones climáticas, de donde se derivan las nuevas propuestas, se tratan en el mundo de los gobiernos y los grandes capitales como cambios que pueden superarse de manera paulatina y sin replanteamientos mayores, mediante la adaptación a ellos o mitigando sus efectos. Organizaciones y movimientos ambientalistas entienden que otra es la realidad: se trata, no de un cambio de ese tipo, sino de una crisis climática3, que se conjuga con una crisis energética y otra económica, y genera una crisis civilizatoria, cuestiones que exigen medidas acordes con esa magnitud.

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