domingo, 15 de julio de 2012

Origen del cambio climático

El CERN (European Organization for Nuclear Research), realizó el pasado año un experimento para comprobar la conexión entre el cambio climático y la radiación incidente sobre la atmósfera. Durante las últimas décadas se lleva estudiando la existencia de los rayos cósmicos. Nuestro planeta está constantemente bombardeado por partículas cargadas. Se estima que cada segundo llegan a las capas exteriores de la atmósfera unas 1000 partículas por metro cuadrado. Este flujo de partículas está constituido en un 90% de protones, 9% de partículas alfa y el resto son núcleos más pesados que el hidrogeno. 

La fuente más importante de los rayos cósmicos son las supernovas. Los protones, al impactar en la atmósfera llegan a ionizar compuestos volátiles, que luego se condensan formando aerosoles. La cantidad de rayos cósmicos que llegan al planeta depende del sol. Si se emite mucha radiación solar, el campo magnético terrestre frena esa radiación. Por el contrario, a lo largo de periodos de baja actividad solar, una mayor cantidad de rayos cósmicos alcanzan la tierra. Diversos científicos comparten la idea de la conexión entre cambio climático y rayos cósmicos. Según ellos, durante periodos de alta actividad solar, menos rayos cósmicos llegan a la atmósfera y por lo tanto se produce una reducción de la cobertura nubosa en todo el planeta. Esto llevaría a un calentamiento a escala global de la superficie terrestre. Entre estos científicos se encuentra Henric Svensmark, quién lleva varios años estudiando la relación entre los rayos cósmicos y la cobertura nubosa planetaria. Otros científicos no tan a favor, cuestionan la credibilidad del estudio, concluyendo que los resultados suscitan más preguntas que respuestas.

 Por otro lado, el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), realizó un estudio para conocer el efecto de los rayos cósmicos sobre la formación de aerosoles atmosféricos. Los aerosoles atmosféricos son los responsables de la formación de gran parte de las gotas de una nube. Por lo tanto, conocer el origen de la formación de los aerosoles es importante para entender el clima. A este experimento lo denominaron CLOUD, y se realizó en un laboratorio recreando condiciones atmosféricas. A esta “atmósfera artificial” se le bombardeó desde el acelerador de protones sincrotrón, con un haz de partículas de rayos cósmicos artificiales. Los resultados obtenidos en el proyecto CLOUD indicaron que a unos pocos kilómetros hacia arriba en la atmósfera, los rayos cósmicos promovían la formación de ácido sulfúrico y vapor de agua. Por el contrario, en la baja atmósfera, a un kilómetro de la superficie terrestre, los resultados mostraban que son necesarios más vapores como el amoniaco. Se llegó a la conclusión que el ácido sulfúrico, agua y amoniaco, por sí solos, no explican la formación de los aerosoles, y por lo tanto, otros vapores tienen que estar involucrados en este proceso. El siguiente paso de CLOUD será encontrar que vapores están involucrados. De momento no está claro del todo esta conexión, pero con el paso de los años, se irán abriendo nuevas ventanas a la gran incógnita que es el cambio climático.

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