martes, 10 de julio de 2012

Redd: inversión en el capital natural I

Otra de las respuestas a la crisis climática promovidas desde las Naciones Unidas y la institucionalidad internacional consiste en buscar la reducción de las emisiones, evitando que se produzcan, específicamente en los bosques y selvas. En 2007, la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP 13, que tuvo por sede a Bali, reelaboró el concepto de compensaciones forestales y adoptó lo que se conoce hoy como medidas para reducir emisiones provocadas por deforestación y degradación de bosques, o mecanismo Redd. Tres años después, en Cancún, la COP 16 aprobó los programas Redd. Redd se fundamenta en que, para detener la deforestación, hay que compensar económicamente a los que deforestan. Pablo Solón (2011: 347 - 348) lo explica de manera sencilla: “si no talas árboles no podrás emitir certificados de disminución de la deforestación cuando entre en funcionamiento el mecanismo de Redd. Consecuencia: deforesta ahora si quieres prepararte para Redd”. 
De esta manera, Redd paga a aquellos que han destruido las selvas y los bosques. Hay que deforestar, de modo que luego se recibirán compensaciones para dejar de hacerlo. Dicho de otra manera, Redd, como los otros mecanismos del comercio de emisiones, no resuelve el problema, y además, tiende a profundizarlo: las empresas altamente contaminantes pueden seguirlo haciendo pues compensan sus emisiones comprando la capacidad de absorción de carbono de las selvas en algún otro lugar del planeta. “(...) Redd, explica Ribeiro, acepta que dejando un 10 por ciento del área que piensan deforestar, puedan recibir créditos de carbono o pagos por ‘deforestación evitada’ ” (Ribeiro, 2011).
Además, las empresas pueden incluso especular con los bonos de carbono, vendiendo y revendiendo, literalmente, puro aire (Ribeiro, 2011). “Otro típico escenario de ‘ganar-ganar’ ” , agrega la autora. En esa lógica, la estrategia Redd cae como anillo al dedo a los mayores contaminantes y emisores de gases de efecto invernadero: de un lado, les facilita utilizar un maquillaje verde, pues se presentan como ambientalmente responsables; de otro, les otorga permisos para ampliar la frontera de exploración y explotación petrolera, pues la destrucción de una zona se compensará con la financiación que hagan de esos proyectos en otra zona y/o con la compra de créditos de carbono.

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