sábado, 23 de junio de 2012

El «efecto crisis» también ayuda a reducir el cambio climático

La reducción de la productividad reduce las emisiones de CO2 en España mientras Alemania incrementa su índice de contaminación En 2008, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, varios sectores económicos de España comenzaron a deshincharse. La caída de la construcción no sólo se llevó por delante miles de puestos de trabajo, en especial entre los alabañiles, también ha repercutido directamente en la industria que fabricaba los materiales.
El cierre de fábricas y la reducción del ritmo de trabajo en muchas otras ha tenido un efecto positivo: se han reducido las emisiones. De acuerdo con el último informe de la Fundación Empleo y Clima, “un 79% de instalaciones han emitido menos dióxido de carbono de lo que se les había asignado previamente. El sector energético es el responsable de dicho descenso”. Este informe trata de analizar cómo se ha ido cumpliendo el Protocolo de Kyoto en los últimos tres años.
“De la serie que hemos realizado se ve una variable significativa: la crisis económica. Aunque también debemos destacar el importante papel que ha jugado el sector de las energías renovables y la eficiencia que se ha alcanzado en algunos sectores. La crisis nos está ayudando a contaminar menos la atmósfera”, insiste Antonio de las Heras, consultor medioambiental y autor del estudio.
La influencia del impacto de la recesión financiera no afecta de la misma forma a todos los países,
de ahí que las emisiones de aquellos que están económicamente mejor que España no se hayan
reducido. El estudio sostiene que el mayor emisor europeo de CO2 es Alemania con el 18% del
global de emisiones. El Reino Unido le sucede con el 11,1%. Nuestro país se sitúa como el quinto
más emisor con un 7,2% del total de emisiones europeas.
Los efectos de "sobreconsumo"
Al margen de este informe que insite en la importancia de controlar el gasto de la energía, la crisis
también nos ha mostrado una cara de la que no hemos sido conscientes hasta que se ha tocado
fondo: el “sobreconsumismo”. “Vivir por encima de nuestras posibilidades nos está pasando
factura”. Esta es una de las críticas con las que se intenta explicar cómo hemos llegado a un
problema económico tan fuerte.
Y es que este exceso de consumo también está afectando de forma alarmante a nuestro entorno.
La publicación científica “Nature” acaba de publicar una revisón de la situación actual del planeta
Tierra y su conclusión es que “es necesario un plan de emergencia” para evitar lo que se avecina.
“Esta urgencia está motivada por la experiencia previa de la que dan cuenta los diferentes
sucesos geológicos. Éstos nos hacen pensar que, aunque no hay una fecha exacta, la manera en
la que vivimos va a cambiar a nivel planetario”, explica uno de los coautores del estudio, Eloy
Revilla, investigador del CSIC en la Estación de Doñana.
Al igual que el exceso en el consumo está pasando factura a través de la crisis, la sobreexplotación de los recursos naturales repercutirá de la misma manera. “La acción humana en el cambio climático es evidente. Además del calentamiento del planeta, también se han cambiado los usos del suelo que está directamente ligado con el cambio en el ciclo de nutrientes, así como los cambios en los ciclos del agua. La acidificación de los océanos es un ejemplo de ello”, mantene Revilla.
En lo que se refiere a la demografía, las proyecciones estiman que la población mundial se estabilizará en 2050, pero “los cambios sociales son más rápidos de lo que se puede esperar” y son éstos los que marcan el guión demográfico.

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