domingo, 17 de febrero de 2013

¿Podría la Tierra enfriarse otra vez?

A lo largo de la historia de la vida en la Tierra existieron episodios de calentamiento y enfriamiento del clima. Uno de esos eventos es el conocido como Joven Dryas o Dryas Reciente (Younger Dryas) ocurrido a finales del Pleistoceno entre hace 12.700 y 11.500 años atrás. En esa época, los habitantes del planeta- principalmente los que vivieron en la región septentrional- temblaron por frío, más allá de lo que estaban acostumbrados. Sobre las causas de ese cambio brusco de temperatura existen hipótesis generalmente aceptadas, a las que investigadores del Departamento de Geociencias de la Universidad de Massachussets y el Instituto de Ciencia Marina de la Universidad de Alaska plantean ciertos cambios. Según los científicos Alan Condron y Peter Winsor, un cambio de tres mil kilómetros en corrientes de aguas profundas y una desaceleración de la circulación termohalina del Atlántico Meridional (AMOC)- responsable del clima templado en Europa- fue la causante de un enfriamiento mayor al actual en el Atlántico Norte. (1) “Llegamos a la conclusión de que era más probable que hubiese provocado el enfriamiento del Dryas Reciente la descarga de agua de deshielo Ártico en lugar del ocurrido en el valle de San Lawrence”, como plantea una hipótesis previa, escribieron los científicos en la revista PNAS (Proceedings of the Nacional Academy of Sciences). Tal hipótesis difundida hace 20 años en la revista Nature sugirió que una abrupta regresión del flujo del lago Agassiz a través de los Grandes Lagos y del Valle de San Lawrence debilitó la circulación termohalina del Atlántico Meridional (AMOC). Otro estudio del que también se hizo eco la prestigiosa publicación británica en el 2005 propuso un debilitamiento de esa corriente en el Océano Ártico a través del Valle Mackenzie. Mediante el empleo de un modelo matemático, los autores del estudio actual evidencian que el efecto del deshielo sobre la circulación termohalina en el Atlántico Norte y en todo el océano Ártico fue casi idéntico. A través del modelo computarizado, los expertos analizaron la circulación del océano y del hielo marino a una resolución entre 10 y 15 veces mayor que las simulaciones precedentes para entender como actuó el deshielo para desencadenar el Dryas Reciente. 
Concluyeron que el flujo de agua dulce producto del deshielo podría ser capaz de enfriar el sistema climático. Los resultados de esta investigación permiten comprender la sensibilidad del clima a los rápidos incrementos del aumento del flujo de agua dulce en el océano. “Nuestro modelo se ha diseñado específicamente para entender la sensibilidad del sistema climático a las descargas de agua producto del deshielo desde dos puntos geográficamente diferentes”, expresaron los científicos. (2) Más allá de lo que muestren los modelos, lo cierto es que el Joven Dryas constituyó un cambio brusco de temperatura que afectó principalmente al hemisferio norte. ¿Podría ocurrir lo mismo en un futuro? Según los investigadores, eso es posible. “El mismo enfoque debe ser usado para entender el impacto del aumento de las tasas de fusión del hielo marino del Ártico y de la Capa de Hielo de Groenlandia en la estabilidad de nuestro clima de hoy”, consideraron.

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