Los escenarios publicados en el Cuarto informe de Evaluación del Intergovernmental Panel on
Climate Change (IPCC) de 2007 indican que el período 2020 – 2050 será efectivamente la
última oportunidad de maniobra posible que tendremos los seres humanos para superar la
amenaza global.
Sobre la base de los datos que hoy nos ofrece la ciencia, como consecuencia directa del
cambio climático la especie humana ya se ha visto afectada por sequías, hambrunas, desastres
naturales, pérdida de cultivos, inundaciones, migraciones, desabastecimiento de agua dulce y
nuevas enfermedades.
Debido al aumento de la temperatura promedio de la Tierra y a los efectos colaterales del
fenómeno climático se afectará especialmente la esfera de la vida: la biosfera, pero también la
esfera del conocimiento: la noosfera. La civilización en su conjunto se preguntará, quizás por
primera vez en toda su historia, sobre aquellas convicciones y creencias que guiaron su camino
hacia el progreso.
Durante este periodo crítico habremos de cuestionarnos si nos quedó bien
inventada la idea de modernidad y de progreso, construida colectivamente desde los primeros
rayos de la Ilustración en el siglo XVIII y que logró consolidarse como paradigma indiscutible e
indiscutido durante el siglo XX. Nos preguntaremos si ese era el camino correcto que podría
conducirnos al disfrute de una felicidad colectiva.
Somos realmente vulnerables
El Climate Vulnerability Monitor, publicado hace apenas dos meses, registra los siguientes
hechos confirmados:•400.000 seres humanos mueren anualmente a causa del cambio climático.
•La mayoría de estas muertes ocurre entre los más pobres.
•Más del 90 por ciento de esta mortalidad global se concentra en los países en desarrollo.
•Cerca del 80 por ciento afecta a los niños del África subsahariana y del Sur de Asia.
Si no reaccionamos ya, este número de muertes puede llegar a un millón de habitantes de la
Tierra antes de 2030.Esto quiere decir que cuando los jóvenes que hoy están en la universidad
tengan menos de cuarenta años les tocará vivir en un mundo donde morirá más de un millón de
personas cada año — en especial niños y pobres — como consecuencia directa del cambio
climático.
El Monitor de vulnerabilidad climática publicado en 2012 fue construido sobre la base de dos
tipos de datos:
•Las cifras consolidadas de más de 184 países que informan sobre cuatro aspectos de la
vulnerabilidad global: las afectaciones en la salud humana y el clima extremo, el aumento del
nivel del mar, la desertificación y el estrés sobre los recursos naturales y los sectores
productivos.
•Las hipótesis de expertos sobre el futuro, que proyectan los datos anteriores hacia el
horizonte de 2030. Aquí el informe se encarga de advertirnos que tanto las estadísticas de
mortalidad como las proyecciones de muertes estimadas representan un daño mucho mayor,
pues por cada 100.000 muertes se deben producir varios millones de casos de enfermedad o
discapacidad, de personas desplazadas o heridas que necesitarán ayudas de emergencia.
Se trata del documento más actualizado que da cuenta de la gravedad de la crisis que hoy
vivimos y de la forma como esta crisis avanza sin que alcancemos a calcular con certeza
suficiente sus efectos futuros. Es la primera panorámica completa sobre el riesgo climático que
nos permite comparar internacionalmente la verdadera magnitud del problema en su aspecto
más sensible: el humanitario.
A cada nueva cumbre, aumenta la intensidad del fracaso histórico. La cumbre de Doha, que
empezó esta semana, no será una excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario