miércoles, 13 de febrero de 2013

El cambio climático rejuvenece el análisis Input-Output

Esta es una historia que contradice lo que decía la canción_”video killed the radio star”_ (que, por cierto, fue el primer video emitido por la MTV). En este caso, al contrario, el tiempo, el progreso y sus consecuencias, han provocado una segunda juventud de una metodología económica que estuvo durante un tiempo algo aletargada y, en ocasiones, denostada por los defensores de la complejidad matemática y econométrica del análisis económico. Me estoy refiriendo al análisis input-output, como lo llamamos en España, o análisis insumo-producto, como lo llaman en Latinoamérica, con mejor criterio. 
El análisis input-output como tal se puede decir que nació en la segunda mitad de la década de los años 30 cuando Wassily Leontief (1906-1909), economista de origen ruso nacionalizado estadounidense, publicó sus trabajos en The Review of Economics and Statistics y construyó las primeras tablas input-output para la economía de Estados Unidos de 1919 y 1929. Aunque aquí también serviría la famosa frase de Isaac Newton: “Si consigo ver más lejos es porque he conseguido auparme a hombros de gigantes”, dado que el procedimiento de las tablas inputoutput fue descrito ya en 1758 por el economista francés François Quesnay1 en su Tableau Economique. 
El punto álgido del reconocimiento del análisis y la metodología input-output tuvo lugar, sin duda, con al concesión en 1973 del Premio Nobel de economía a Leontief “por el desarrollo del método input-output y por su aplicación a importantes problemas económicos”. Las críticas que llevaron a su caída en desgracia en los años 80 y 90 fueron fundamentalmente las relacionadas con sus limitaciones, ya que supone tecnología de coeficientes fijos y anula los efectos-precio y no permite la sustitución entre inputs, ni entre éstos y los factores capital y trabajo. Junto a ello, proporcionaba un marco de análisis más cercano y afín con teorías heterodoxas y no tanto con la teoría neoclásica dominante, para la cual los efectos-precio y la sustitución de inputs son muy importantes (a pesar de que Leontief concibió el modelo inputoutput como una forma de aplicar empíricamente el modelo de equilibrio general walrasiano, que constituye el núcleo duro de la teoría neoclásica). No obstante, como decía al principio, actualmente está viviendo una segunda juventud, básicamente, por dos motivos: - Su uso en modelos de equilibrio general computable (Computable general equilibrium models, CGE) con fundamentos neoclásicos, con lo cual el análisis input-output se une al mainstream (a la corriente de pensamiento principal o dominante). - Sus aplicaciones en medio ambiente (que ya avanzó a principios de los 70 el propio Leontief). Prueba de esto último es que las mejores revistas a nivel internacional están publicando investigaciones que se basan en el análisis input-output y como muestra un botón (o dos, en este caso): Manfred Lenzen junto con otros colegas, ha publicado en la prestigiosa revista Nature2, con índice de impacto 36, un artículo titulado “International trade drives biodiversity tretas in developing nations”. 
Otro de los grandes exponentes de aplicación del análisis inputoutput al medio ambiente es Glen Peters que ha publicado, junto con otros, en la revista Science en 2010 (índice de impacto 31) un artículo titulado “Effects of China’s economic growth”. Ambas revistas recibieron el premio Príncipe de Asturias en 2007. Son, sin duda, buenas noticias que esperemos que duren. Lástima que la escasez presupuestaria impida que desde la universidad de Castilla-La Mancha3 podamos leer esas dos revistas, ya que no están en las bases de datos de la biblioteca, y las restricciones presupuestarias anularon hace tiempo la posibilidad de préstamos interbibliotecarios. Nos queda el recurso de amigos en otras universidades, pero es una pena que el acceso a la frontera de la ciencia se limite así.

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