IMAGEN DEL DISPOSITIVO WET-NZ Y DEL OCEAN SENTINEL
DURANTE EL PERÍODO AGOSTO/SEPTIEMBRE. AMBOS
SIRVEN PARA ANALIZAR SI ES POSIBLE OBTENER
ELECTRICIDAD DEL MOVIMIENTO DE LAS OLAS CON
TECNOLOGÍAS EXISTENTES Y LAS POSIBLES
CONSECUENCIAS PARA LA BIODIVERSIDAD DE LA ZONA
Científicos de Estados Unidos llevan adelante en el Pacífico pruebas tendientes a utilizar a
gran escala la energía que generan las olas del mar, una alternativa limpia que permitiría reducir
emisiones de gases que provocan el efecto invernadero
Como parte de un esfuerzo continuo en los últimos años por reducir emisiones de gases del
efecto invernadero, dos de los estados más comprometidos con la lucha contra el cambio
climático en Estados Unidos, Washington y Oregón, se lanzaron en 2008 de forma conjunta a
explorar las posibilidades del Pacífico para producir electricidad.
Ese año, con 6,5 millones de dólares de apoyo del Departamento federal de Energía, las
universidades estatales de ambos estados crearon el Centro Nacional de Energías Renovables
Marinas del Noroeste (NNMREC, en sus siglas en inglés), que en su sede de Seattle
(Washington) se centra en el estudio de la energía de las corrientes marinas, y en la de Corvallis
(Oregón) en la de las olas.
Este último estado acaba de instalar en el mar el Ocean Sentinel, su primer proyecto piloto para
analizar cómo funcionarían en Oregón las diferentes tecnologías existentes para obtener
electricidad del movimiento de las olas, así como las posibles consecuencias de estas
instalaciones para la biodiversidad de la zona, rica en grandes cetáceos como ballenas grises u
orcas, o pelágicos como el pez luna.
Un equipo de biólogos e ingenieros de la Universidad Estatal de Oregón acude cada día acude
a esta instalación a medir la producción de energía, las corrientes oceánicas, la velocidad del
viento, la amplitud de las ondas electromagnéticas o el ruido que genera.
El Ocean Sentinel comienza a divisarse algo más de una hora después de abandonar el puerto
de Newport. El dispositivo, que costó 1,5 millones de dólares, prueba varios prototipos de
tecnologías para extraer energía de la subida y bajada de las olas, y ver cuáles funcionan mejor
en esta zona o tienen más ventajas.
“La técnica que usan todas ellas es muy parecida: es como si pones una boya en la superficie
del mar y la atas al fondo marino con un muelle dotado de un fluido hidráulico para producir
electricidad. Cada vez que viene una ola, y esta zona es abundante en ellas, la boya sube y
baja, y estira y comprime el muelle generando energía”, explica uno de los miembros de la
tripulación, el profesor de Ingeniería de la Universidad de Oregón, Adam Schultz.
En el caso de Seattle, una de las zonas del mundo con corrientes marinas más marcadas, se
trata de aprovechar la fuerza de las mareas para mover unas turbinas, similares a las eólicas y
situadas a unos 25 metros de la superficie marina, y generar electricidad.
Este proyecto de energía de las corrientes colocará sus dos primeras turbinas a finales de 2013
en el estuario Puget, 50 kilómetros al norte de Seattle, donde la empresa local de electricidad
planea usar la energía que produzcan de manera experimental para abastecer a 100 familias de
la zona y demostrar si es viable para desarrollarla a gran escala.
De momento, los científicos de la Universidad Estatal de Washington trabajan sin descanso
para que el día que entren en funcionamiento, estas turbinas submarinas de unos 15 metros de
diámetro que se ubicarían a 100 metros de profundidad, generen electricidad “en condiciones
económicamente rentables y ambientalmente aceptables”, resume el ingeniero español Alberto
Aliseda, del NNMREC.
Las turbinas tienen un costo de dos millones de dólares. Están fabricadas de fibra de vidrio y se
conectarán a la red eléctrica a través de un cable submarino que llevará la electricidad hacia un
transformador situado en la costa.
“Las turbinas son caras porque están en fase experimental y se trata de un mercado muy
pequeño, pero la idea es seguir el patrón de la industria eólica, y en cuanto se pasen a producir
a gran escala el coste bajará muchísimo”, sostiene Jason Busch, director de la Fundación de la
Energía de las Olas de Oregón.
Los científicos agregan que la energía marina no va a producir toda la electricidad que
consumimos, pero es una forma de generación cien por cien limpia y sostenible, que utilizan un
recurso inagotable -las olas y las corrientes- y será una de las alternativas a los combustibles
fósiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario