viernes, 22 de febrero de 2013

COP 18: Implicancias para el sistema alimentario en América Latina y el Caribe - II

Impacto sobre la agricultura 
Pero, más allá de la contribución de la agricultura al cambio climático, ¿qué pasa con los impactos del cambio climático sobre esta actividad? La agricultura, especialmente la agricultura familiar y campesina, sufre graves consecuencias por los crecientes impactos de los cambios en el clima. Y aquí también rige la regla general del cambio climático: los menos responsables son los más afectados. Junto a la preocupación de asegurar un balance justo entre temas y obligaciones entre países (en materia de mitigación), ésta es la principal razón por la cual el G77 y China buscan asegurar que el abordaje que se le de al tema en las negociaciones tenga un enfoque prioritario en la adaptación de la agricultura a los efectos del cambio climático. Todo lo anterior resume lo que está en juego en Doha esta semana. Por cuarto año consecutivo, los gobiernos reunidos enla COP18 negocian el establecimiento de un “programa de trabajo” de dos años (una agenda de investigación y análisis). 
La disputa gira en torno del enfoque (adaptación y/o mitigación), que determinará hasta qué punto habrá mayor énfasis en acciones de adaptación agrícola que urgen y/o si se abrirá un nuevo frente de negociación de cara al nuevo acuerdo que se pactará en el 2015. Lo esperanzador es que, gracias a avances en las negociaciones en los últimos tres años, hay buenas posibilidades de mayor énfasis en las vulnerabilidades y prioridades de agricultores a pequeña escala –sea cual sea el enfoque del programa de trabajo acordado. 
Abismo fiscal y climático 
Pero en Doha hay otros dos temas sobre la mesa que tienen implicancias más inmediatas e importantes para la agricultura familiar y campesina en LAC y en el mundo: el financiamiento y la brecha entre los compromisos de mitigación y lo necesario para frenar el cambio climático. 
A pesar del compromiso de llegar a movilizar $100 mil millones por año en 2020, los países industrializados se han rehusado hasta el momento a indicar qué escala de recursos pondrán a disposición de los países más pobres desde el 2013. Resolver este “abismo fiscal” sería uno de los resultados más importantes de Doha pues nos daría una idea de lo que podríamos esperar en cuanto a transferencia de recursos financieros para la adaptación –algo de suma importancia para la agricultura familiar y campesina.

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