martes, 15 de enero de 2013

Objetivos de Kyoto para la UE - II

Una de las piedras angulares de las políticas de la UE sobre el cambio climático es el régimen de comercio de emisiones puesto en marcha el 1 de enero de 2005. Los gobiernos de la UE han fijado límites a la cantidad de CO2 que pueden emitir anualmente unas 12 000 centrales y fábricas de gran consumo de energía. Estas instalaciones son responsables de casi la mitad de las emisiones de CO2 de la UE. A las que emiten menos CO2 se les permite vender los derechos de emisión no utilizados a otras fábricas que emiten más. Se crea de esta manera un incentivo financiero para la reducción de las emisiones. Este régimen garantiza asimismo la existencia de compradores de los derechos de emisión. 
Las empresas que superan sus límites de emisión y no lo compensan comprando los derechos de otros tendrán que abonar fuertes multas. Gracias al régimen de comercio de emisiones, éstas se reducirán donde resulte más barato y disminuirán los costes globales de la reducción de las emisiones. Otras medidas del ECCP se proponen, por ejemplo, mejorar la eficiencia de los automóviles en el consumo de combustible y la eficiencia energética de los edificios (un mejor aislamiento puede reducir en un 90 % los gastos de calefacción); incrementar el uso de las fuentes de energía renovables, tales como la eólica, la solar, la de mareas, la de biomasa (materia orgánica como madera, residuos de almazara, plantas, excrementos de animales, etc.) y la geotérmica (calor procedente de los manantiales de agua caliente y los volcanes); promover la generación combinada de calor y electricidad, que requiere menos energía; controlar los gases de efecto invernadero fluorados que se utilizan en el aire acondicionado; reducir las emisiones de metano de los vertederos; concienciar a la población; y potenciar la investigación, desarrollo y uso de tecnologías que respeten el clima.

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