domingo, 20 de enero de 2013

Cambio climático global - III

Existe, además, evidencia observacional de que6 el nivel medio del mar está subiendo (de 1900 a 1999 aumentó entre 10 y 20 cm); los glaciares no polares se están reduciendo en todo el mundo; los hielos del Ártico están adelgazando en verano; en eventos de fuerte precipitación está cayendo una mayor proporción de la misma; la incidencia de sucesos climáticos extremos está aumentando en algunas partes del mundo; los episodios de El Niño han sido más frecuentes, persistentes e intensos desde mediados de la década de los años 70, comparados con los observados durante el siglo pasado; en algunas regiones, como en partes de Asia y África, se ha observado un incremento en la frecuencia e intensidad de las sequías durante las últimas décadas; algunos aspectos importantes del clima parecen no haber sufrido cambios, tal es el caso de la frecuencia e intensidad de las tormentas tropicales y el número de días con tormentas eléctricas o granizo. De la misma forma, algunos cambios en los sistemas biológicos, como la aparición temprana de flores en árboles, la puesta de huevos de aves antes de lo usual, el alargamiento de la temporada de cultivo en el hemisferio norte, el cambio de rangos de distribución de insectos, plantas y animales hacia los polos y hacia mayores altitudes y la incidencia creciente de corales decolorados se han asociado a cambios regionales en el clima. Si bien dichos sistemas biológicos están sujetos a numerosas presiones que pueden alterar su comportamiento, debe notarse que los cambios observados son consistentes con respuestas biológicas al clima bien conocidas.7 La información disponible sugiere que la actividad humana está implicada en las modificaciones del clima y, en particular, en el calentamiento observado en los pasados 50 años8; de hecho, el aumento de temperatura observado desde alrededor de 1970 no se puede explicar considerando sólo fenómenos naturales (por ejemplo, las alteraciones en la actividad solar y las exhalaciones volcánicas)9. Las emisiones anuales promedio de CO2 por quema de combustibles fósiles y cambios de uso de suelo en la década de los años 90 fueron de alrededor de 7 500 millones de toneladas de carbono (MtC), y se espera que para el 2100 sean de entre 5 mil y 35 mil MtC. Durante los últimos 20 años, la incorporación de CO2 a la atmósfera se ha debido en 75.0% a la quema de combustibles fósiles, y el resto, prácticamente, a cambios de uso de suelo, en particular a la deforestación. Este rango de emisiones significaría que la concentración atmosférica de CO2 actual, de 368 partes por millón por volumen (ppmv), pasaría a estar entre 540 y 970 ppmv para el 2100. Si se consideran ciertas incertidumbres, este rango de concentración podría oscilar entre 490 y 1 260 ppmv. Al aumentar la cantidad de CO2 en el aire, los océanos y los suelos absorberían cada vez menos emisiones antropogénicas de este gas, lo que incrementaría aún más la acumulación de las mismas en la atmósfera

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