viernes, 14 de diciembre de 2012

Sandy: Frankenstormentas y cambio climático - III

Nunca ha resultado tan pertinente el comentario de Karl Marx sobre la naturaleza del capitalismo en el Manifiesto Comunista: La moderna sociedad burguesa, con sus relaciones de producción, de intercambio y propiedad, una sociedad que ha hecho aparecer como por magia tan gigantescos medios de producción y de intercambio, es como el hechicero que ya no es capaz de controlar los poderes del mundo de las tinieblas a los que ha invocado con sus encantamientos.
 En este punto, conforme las atronadoras tormentas corren disparadas por la Costa Este de los Estados Unidos, y se sufre todavía una sequía sin precedentes en otras partes del país, parece indiscutible que el sistema capitalista haya puesto la trama entera de la vida en un rumbo de colisión contra una biosfera y un sistema climático estables. Uno de esos sistemas ha de ceder, y no hay indicaciones de que vaya a ser el capitalismo. En la medida en que se está haciendo internacionalmente algo para arrostrar las crisis ecológica y social inextricablemente entrelazadas, la respuesta parece consistir en hacer trizas los últimos vestigios de la herencia común por medio de la espada de la privatización. 
Concretamente, en términos de producción petrolífera, la cual, junto a otros combustibles fósiles, tiene que culminar y comenzar a decaer en los próximos cinco años si queremos evitar una cambio climático irreversible, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, las proyecciones contemplan, sin embargo, que aumente de sus actuales 80 millones de barriles por día a 110 millones de barriles diarios para 2020, pues las compañías petrolíferas buscan explotar sus reservas y perforar en busca de más. Junto a los beneficios incrementados de las empresas petrolíferas debido al precio del barril de crudo, la Era de Obama ha contribuido a conducir a un surtido de nuevas exploraciones y aumentos de producción que, de acuerdo con un informe de Citibank, significa que los EE.UU. podrían pronto rivalizar con Arabia Saudí como mayor productor de petróleo del planeta, y convertir a los EE.UU. en el “nuevo Oriente Medio”: El Departamento de Energía prevé que la producción norteamericana de crudo y otros hidrocarbonos líquidos, entre los que se cuentan los biocombustibles, llegará a una media de 11.4 millones de barriles diarios el año próximo. Eso supondría un récord de 40 años para los EE.UU. y algo justo por debajo de la producción de Arabia Saudí de 11,6 millones de barriles.
 Las previsiones de Citibank para la producción podrían alcanzar de 13 a 15 millones de barriles diarios para 2020, contribuyendo a hacer de América del Norte “el nuevo Oriente Medio”. Dado que el presidente norteamericano Barack Obama se ha jactado repetidamente del compromiso de su administración de tender un oleoducto suficiente para ceñir la Tierra y ha metido en vereda a Mitt Romney lanzando anuncios en los que se le acusa de ser “contrario al carbón”, las exportaciones de carbón norteamericanas registran cifras récord debido a la expansión de otro combustible fósil, el gas natural obtenido mediante fractura hidráulica (“fracking”). 

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