sábado, 22 de diciembre de 2012

APRENDAMOS DE LAS SO CIEDADES ANDINAS

Los antiguos pueblos andinos forjaron de manera autónoma en este territorio una de las siete civilizaciones de la historia de la humanidad, como resultado de la acumulación de esfuerzos y de experiencias durante más de 11.000 años. Observaron, comprobaron, aplicaron y compartieron conocimientos, y fueron capaces de asegurar un crecimiento sostenido de la producción de alimentos, aprovechar la diversidad de sus ecosistemas, disminuir los riesgos de la variabilidad del clima, y mitigar los efectos de los fenómenos naturales. Su conocimiento les dio la posibilidad de predecir los acontecimientos para actuar oportuna y organizadamente, gracias a una cosmovisión integradora y armonizadora entre el movimiento de los astros, los fenómenos naturales y la biología. En el mundo andino, cada elemento es una parte viva de una unidad en movimiento permanente y cíclico. 
Por eso aprendieron a apoyarse mutuamente y a compensar las pérdidas de unos con los excedentes de otros, intercambiando recursos entre las partes altas, frías y húmedas y las más bajas, calurosas y secas. También, conservaron sus semillas y alimentos para las épocas de escasez, y construyeron reservorios para acumular el agua sobrante. Por eso lograron la mayor densidad de población de América del Sur, a pesar de enfrentar un clima variable y cambiante. Hoy nos toca retornar al conocimiento milenario que reside en estos pueblos para aprender a adaptarnos a los nuevos cambios, pero aún no sabemos si la naturaleza podrá adaptarse a cambios tan acelerados como los que las nuevas sociedades les imponen. 
La sostenibilidad del stock de recursos naturales es la garantía de la prosperidad presente y futura de los pueblos de la CAN. Si sus climas se alteran en un período corto de tiempo, es muy probable que afecten seriamente la estabilidad de su economía y con ello, su gobernabilidad.

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