lunes, 17 de diciembre de 2012

Aproximadamente el 50% de la población mundial vive en ciudades.

La migración de la gente a las ciudades durante el siglo XX ha sido un proceso avasallador causado precisamente por las oportunidades que ofrecen las ciudades para conseguir empleo, obtener mayor ingreso y mejorar el bienestar material. Este proceso ha modificado sustancialmente la ocupación del territorio en los continentes, ha definido el patrón de acumulación de capital de las economías nacionales y también ha acelerado y ampliado el comercio internacional en todo el espacio global. 

“Las actividades humanas están acabando los recursos y producen desechos más rápido de lo que puede regenerar y procesar el sistema “ 

En efecto, durante el último siglo se ha construido una civilización urbana en torno a la afirmación de lo individual, la cosificación y mercantilización de las relaciones humanas, el vértigo de la ganancia, el disfrute de la acumulación material y la persecución del éxito monetario. A todo ello se le denomina la sociedad del consumo. Sin embargo, no todas las regiones del planeta se han poblado igual, ni tampoco todas las sociedades han acumulado la misma cantidad de riqueza y bienestar material. Países con el 20% de la población más rica del mundo producen el 57% del PIB mundial – basado en la capacidad de compra paritaria – y emiten el 46% de los gases de efecto invernadero. De acuerdo al Informe Planeta Vivo 2004 elaborado por la WWF y Adena, se estima que si todas las naciones del mundo adoptaran el modo de vida americano (que consume casi la cuarta parte de los recursos de la Tierra para el 7% de la población) se necesitarían de 5 a 6 planetas como la Tierra para abastecerlas. 

Se estima que si toda la población de los países en desarrollo alcanzara el consumo per cápita de los países desarrollados, se necesitaría los recursos de algo más de 5 planetas”

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