domingo, 16 de diciembre de 2012

Sandy: Frankenstormentas y cambio climático - VII

Aunque Nixon fuera incuestionablemente un megalómano de derechas que causó indecibles sufrimientos, matanzas y estragos ambientales en el Sudeste asiático, se sintió obligado, gracias a un creciente movimiento de masas sobre el terreno, independiente del Partido Demócrata, a refrenar el poder empresarial por medio de la creación de la Agencia de Protección Ambiental, la EPA (Environmental Protection Agency), y poner su firma en una legislación relativa a mucha de las reglamentaciones más eficaces de las que disponemos todavía en los códigos. Si bien yo tendería a pensar que el argumento de Nicholas Carne en un reciente artículo de opinión en el New York Times contradice su afirmación de que vivimos en una “gran democracia”, ilustra sin embargo lo que está sucediendo en las elecciones norteamericanas: 
Se supone que las elecciones están para ofrecer opciones. Podemos recompensar a los que están en el cargo o podemos echar a los holgazanes. Podemos elegir entre republicanos o demócratas. Podemos escoger medidas políticas conservadores o progresistas. En la mayoría de las elecciones, empero, no tenemos voz en algo importante: si estamos o no gobernados por los ricos. Para cuando llega la jornada electoral, esa elección ya la han tomado por lo general por nosotros. ¿Les gustaría que les representara un abogado millonario un millonario hombre de negocios? 
Hasta en nuestra gran democracia rara vez disponemos de la opción de elegir a alguien que no es parte de la élite. Precisamente. Y estos representantes de la élite patrocinarán e impulsarán medidas políticas que favorezcan a su clase, no a la nuestra. Y si estas políticas contradicen una realidad más amplia, tal que ponga en cuestión la estabilidad misma del conjunto del sistema climático planetario, que así sea. 
Lo que significa que estoy bastante más interesado en trabajar con la gente en forjar alianzas y construir un movimiento de justicia climática con cualquiera que quiera luchar contra la élite dominante en los 1460 días previos a la próxima competición entre los dos representantes del 1% empresarial de lo que lo estoy en si alguien está votando por el menor de dos males el 6 de noviembre. En estas luchas, hay más probabilidades de que yo haga esto del brazo de los Jóvenes Evangelistas en Acción sobre el Clima que con Obama y su camarilla de operarios del Partido Demócrata. Para muchos ambientalistas, parece más fácil imaginar el fin del mundo que el final del sistema económico y social que llamamos capitalismo. No sólo estoy en desacuerdo con ello como premisa. Si no nos deshacemos del capitalismo, no quedará mucho mundo que imaginar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario