Como pueblos, reafirmamos nuestro derecho a la libre determinación y a poseer, controlar y manejar
nuestras tierras y territorios tradicionales, aguas y otros recursos. Nuestras tierras y territorios son la
parte medular de nuestra existencia -somos la Tierra y la Tierra es nosotros.
Tenemos una relación espiritual y material con nuestras tierras y territorios y están intrínsecamente
ligados a nuestra supervivencia y a la preservación y desarrollo de nuestros sistemas de
conocimientos y culturas, la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y el manejo de
ecosistemas.
Ejerceremos el derecho a determinar y establecer nuestras prioridades y estrategias de
autodesarrollo y para el uso de nuestras tierras, territorios y otros recursos.
Exigimos que el
consentimiento libre, previo e informado sea el principio de aprobación o rechazo definitivo y
vinculante de cualquier plan, proyecto o actividad que afecte nuestras tierras, territorios y otros
recursos. Sin el derecho al consentimiento libre, previo e informado el modelo colonialista del dominio
de la Tierra y sus recursos seguirá con la misma impunidad.
Seguiremos uniéndonos como pueblos indígenas y construyendo una solidaridad y alianza fuertes
entre nosotros mismos, comunidades locales y verdaderos promotores no-indígenas de nuestros
temas.
Esta solidaridad avanzará la campaña mundial para los derechos de los pueblos indígenas a
su tierra, vida y recursos y el logro de nuestra libre determinación y liberación. Seguiremos retando y
resistiendo los modelos colonialistas y capitalistas que promueven la dominación de la naturaleza, el
crecimiento económico desenfrenado, la extracción de recursos sin límite para ganancias, el consumo
y la producción insostenibles y las mercancías no reglamentadas y los mercados financieros.
Los
seres humanos son una parte integral del mundo natural y todos los derechos humanos, incluyendo los
derechos de los pueblos indígenas deben ser respetados y observados por el desarrollo.
Invitamos a toda la sociedad civil a proteger y promover nuestros derechos y cosmovisiones y
respetar la ley de la naturaleza, nuestras espiritualidades y culturas y nuestros valores de reciprocidad,
armonía con la naturaleza, la solidaridad y la colectividad. Valores como cuidar y compartir, entre
otros, son cruciales para crear un mundo más justo, equitativo y sostenible. En este contexto, hacemos
un llamado por la inclusión de la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible.
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