La relación inseparable entre los seres humanos y la Tierra, inherente para los pueblos indígenas
debe ser respetada por el bien de las generaciones futuras y toda la humanidad. Instamos a toda la
humanidad a unirse con nosotros para transformar las estructuras sociales, las instituciones y
relaciones de poder que son la base de nuestra pobreza, opresión y explotación.
La globalización
imperialista explota todo lo que sostiene la vida y daña la tierra. Necesitamos reorientar totalmente la
producción y el consumo en base de las necesidades humanas en lugar de la acumulación
desenfrenada de ganancia de para unos pocos. La sociedad debe tomar control colectivo de los
recursos productivos para satisfacer las necesidades de desarrollo social sostenible y evitar la
sobreproducción, el sobreconsumo y la sobreexplotación de las personas y la naturaleza que son
inevitables bajo prevaleciente sistema capitalista monopólico.
Debemos enfocar sobre comunidades
sostenibles con base en conocimientos indígena y no desarrollo capitalista.
Exigimos que las Naciones Unidas, los gobiernos y las empresas abandonen las falsas soluciones al
cambio climático, tales como las grandes represas hidroeléctricas, los organismos genéticamente
modificados, incluyendo los árboles transgénicos, las plantaciones, los agrocombustibles, el “carbón
limpio”, la energía nuclear, el gas natural, el fracturamiento hidráulico, la nanotecnología, la biología
sintética, la bioenergía, la biomasa, el biochar, la geoingeniería, los mercados de carbono, el
Mecanismo de Desarrollo Limpio y REDD+ que ponen en peligro el futuro y la vida tal como la
conocemos. En lugar de ayudar a reducir el calentamiento global, ellos envenenan y destruyen el
medio ambiente y dejan que la crisis climática aumente exponencialmente, lo que puede dejar el
planeta prácticamente inhabitable.
No podemos permitir que las falsas soluciones destruyan el equilibrio de la Tierra, asesinen a las
estaciones, desencadenen el caos del mal tiempo, privaticen la vida y amenacen la supervivencia de
la humanidad. La Economía Verde es un crimen de lesa humanidad y contra la Tierra. Para lograr el
desarrollo sostenible los Estados deben reconocer los sistemas tradicionales de manejo de recursos
de los pueblos indígenas que han existido por milenios, sosteniéndonos aún durante el colonialismo.
Es fundamental asegurar la participación activa de los pueblos indígenas en los procesos de toma de
decisiones que les afectan y su derecho al consentimiento libre, previo e informado.
Los Estados
también deben proporcionar apoyo a los pueblos indígenas que sea apropiado a su sustentabilidad y
prioridades libremente determinadas, sin restricciones y directrices limitantes.
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