Estados Unidos se enfrenta a la peor sequía en medio siglo, lo que presagia un alza sin
precedentes en los precios de los alimentos, advierten los expertos.
Un informe del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EE.UU. revela que el país ya afrontó
un desastre de esta magnitud en 1956. Desde el punto de vista económico, el sector de la agricultura
es el más afectado. Los campos fértiles se han convertido en desiertos sin vida, los ríos están
resecos y los peces se mueren. De forma exponencial el sol abrasa sin piedad a los cultivos de soja,
maíz y trigo.
En los mercados del mundo impera el caos. El precio del maíz y de la soja, en comparación con el
mes de junio, se han incrementado en 30 por ciento, y los cultivos de aceite en 15 por ciento.
El escenario del desastre alimenticio
La prensa estadounidense no escatima esfuerzos en describir el escenario del desastre: "Debido a la
ola de calor en Estados Unidos los precios de alimentos en todo el mundo se elevarán a alturas
cósmicas. Los países subdesarrollados no sufrirán las consecuencias de la sequía. Ellos no
consumen tanta carne y productos lácteos como la población de las economías modernas. Pero las
consecuencias de una mala cosecha se dejarán sentir plenamente en América Latina, China y los
países europeos”.
A excepción de algunos estados del norte en EE.UU. el calor y la sequía se observa ahora en casi
todo el país. Según los expertos, la mala cosecha de maíz repercutirá negativamente en el consumidor
común y corriente, ya que es uno de los principales ingredientes de muchos productos. Estados
Unidos es el primer exportador del cultivo en el mundo.
El maíz es un componente del etanol y es la base de los alimentos para las aves de corral. Además, el
maíz se utiliza en la producción de aspirina, de aluminio, de emplastos, de telas, en cosméticos,
medicamentos para los resfriados, sobres, pilas, tinta, pintura, penicilina, tapicería, pasta de dientes,
sellos, y las vitaminas. Si los precios del maíz suben, ello repercutirá inevitablemente en los costos de
estos productos.
La economía de EE.UU. ya se encuentra en estado grave. Si no se producen cambios importantes en
las condiciones climáticas, los precios de los alimentos continuarán su rápido crecimiento y un
número significativo de agricultores se quedarán al borde de la quiebra agravándose la situación
económica.
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