258. Reconocemos que es crucial que se respeten todos los compromisos
relacionados con la AOD, como los contraídos por numerosos países desarrollados
de alcanzar, para 2015, el objetivo de dedicar el 0,7% del producto nacional bruto
(PNB) a la AOD de los países en desarrollo, así como el objetivo de dedicar entre el
0,15% y el 0,20% del PNB a los países menos adelantados. A fin de cumplir los
calendarios convenidos, los países donantes deberían tomar todas las medidas
necesarias y apropiadas para elevar la tasa de desembolsos de la ayuda con objeto de
que cumplan sus compromisos actuales. Instamos a los países desarrollados que aún
no lo hayan hecho a que hagan más esfuerzos concretos para alcanzar el objetivo de
dedicar el 0,7% del PNB a la AOD de los países en desarrollo, incluida la meta
específica de dedicar entre el 0,15% y el 0,20% del PNB a los países menos
adelantados, de conformidad con sus compromisos. A fin de aprovechar los
progresos logrados en la labor de garantizar que la AOD se utilice eficazmente,
destacamos la importancia de la gobernanza democrática, una mayor transparencia y
rendición de cuentas y la gestión orientada hacia los resultados. Alentamos
encarecidamente a todos los donantes a que elaboren, cuanto antes, calendarios
indicativos móviles que ilustren cómo piensan alcanzar sus metas, de conformidad
con sus respectivos procesos de consignación presupuestaria. Destacamos la
importancia de movilizar un mayor apoyo nacional en los países desarrollados para
el cumplimiento de sus compromisos, por ejemplo, mediante la sensibilización
pública, facilitando datos respecto a los efectos de la ayuda sobre el desarrollo y
demostrando resultados tangibles.
259. Acogemos con satisfacción el aumento de las iniciativas dirigidas a mejorar la
calidad de la AOD y a ampliar su repercusión en el desarrollo. Reconocemos
también la necesidad de mejorar la eficacia de las actividades de desarrollo, aplicar
más enfoques basados en los programas, utilizar los sistemas nacionales para las
actividades gestionadas por el sector público, reducir los gastos de transacción y
mejorar la mutua rendición de cuentas y la transparencia y, en ese sentido, instamos
a todos los donantes a desvincular la ayuda en la mayor medida posible. Haremos
que el desarrollo sea más eficaz y previsible proporcionando a los países en
desarrollo información periódica y oportuna que indique el apoyo previsto a
mediano plazo. Reconocemos la importancia de las iniciativas de los países en
desarrollo para reforzar la dirección de su propio desarrollo y las instituciones, los
sistemas y la capacidad de sus países a fin de asegurar los mejores resultados de un
desarrollo eficaz, colaborando con los parlamentos y los ciudadanos en la
formulación de esas políticas e incrementando los intercambios con las
organizaciones de la sociedad civil. También deberíamos tener presente que no
existe ninguna fórmula invariable que garantice la eficacia de las actividades de
desarrollo. Es preciso tener plenamente en cuenta la situación específica de cada
país.
260. Observamos que la estructura de la ayuda ha cambiado significativamente en
la década actual. Nuevos proveedores de ayuda y enfoques de asociación
innovadores, que usan nuevas modalidades de cooperación, han contribuido a aumentar el caudal de recursos. Además, la interacción de la asistencia para el
desarrollo con la inversión privada, el comercio y los nuevos agentes de desarrollo
ofrece nuevas oportunidades para movilizar recursos privados. Reiteramos nuestro
apoyo a la cooperación Sur-Sur, así como la cooperación triangular, que aportan
recursos adicionales muy necesarios para la ejecución de los programas de
desarrollo. Reconocemos la importancia, las diferencias históricas y las
particularidades de la cooperación Sur-Sur y destacamos que ese tipo de
cooperación se debería considerar como una expresión de solidaridad y cooperación
entre países, basada en experiencias y objetivos comunes. Ambas formas de
cooperación apoyan un programa de desarrollo que se ocupa de las necesidades y
expectativas particulares de los países en desarrollo. También reconocemos que la
cooperación Sur-Sur complementa, pero no sustituye, la cooperación Norte-Sur.
Reconocemos la función que ejercen los países en desarrollo de ingresos medianos
como proveedores y destinatarios de la cooperación para el desarrollo.
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