Seguiremos luchando contra la construcción de represas hidroeléctricas y todas las formas de producción de energía que afectan a nuestras aguas, nuestros peces, nuestra biodiversidad y los
ecosistemas que contribuyen a nuestra soberanía alimentaria. Trabajaremos para preservar nuestros
territorios contra el veneno de las plantaciones de monocultivos, de las industrias extractivas y otros
proyectos destructivos del medioambiente, y continuar nuestras formas de vida, preservando nuestras
culturas e identidades. Trabajaremos para preservar nuestras plantas y las semillas tradicionales, y
mantener el equilibrio entre nuestras necesidades y las necesidades de nuestra Madre Tierra y su
capacidad de sostener la vida. Demostraremos al mundo que se puede y se debe hacer.
En todos
estos asuntos recopilaremos y organizaremos la solidaridad de todos los pueblos indígenas de todas
partes del mundo, y todas las demás fuentes de solidaridad con los no indígenas de buena voluntad a
unirse a nuestra lucha por la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria.
Rechazamos la
privatización y el control corporativo de los recursos, tales como nuestras semillas tradicionales y de
los alimentos. Por último, exigimos a los estados que defendían nuestros derechos al control de
nuestros sistemas de gestión tradicionales y ofrezcan un apoyo concreto, tales como las tecnologías
apropiadas para que podamos desarrollar nuestra soberanía alimentaria.
Rechazamos las promesas falsas del desarrollo sostenible y soluciones al cambio climático que
solamente sirven al orden económico dominante. Rechazamos REDD, REDD+ y otras soluciones
basadas en el mercado que tienen como enfoque nuestros bosques, para seguir violando nuestros
derechos inherentes a la libre determinación y el derecho a nuestras tierras, territorios, aguas y
recursos, y el derecho de la Tierra a crear y sostener la vida. No existe tal cosa como “minería
sostenible”. No hay tal cosa como “petróleo ético”.
Rechazamos la aplicación de derechos de propiedad intelectual sobre los recursos genéticos y el
tradicional de los pueblos indígenas que resulta en la enajenación y mercantilización de lo Sagrado
esencial para nuestras vidas y culturas. Rechazamos las formas industriales de la producción
alimentaria que promueve el uso de agrotóxicos, semillas y organismos transgénicos.
Por lo tanto,
afirmamos nuestro derecho a poseer, controlar, proteger y heredar las semillas criollas, plantas
medicinales y los conocimientos tradicionales provenientes de nuestras tierras y territorios para el
beneficio de nuestras futuras generaciones.
Nuestro Compromiso con el Futuro que Queremos Debido a la falta de implementación verdadera del
desarrollo sostenible el mundo está en múltiples crisis ecológicas, económicas y climáticas.
Incluyendo la pérdida de biodiversidad, desertificación, el derretimiento de los glaciares, escases de
alimentos, agua y energía, una recesión económica mundial que se agudiza, la inestabilidad social y
la crisis de valores.
En ese sentido reconocemos que queda mucho que hacer para que los acuerdos
internacionales respondan adecuadamente a los derechos y necesidades de los pueblos indígenas.
Las contribuciones actuales y potenciales de nuestros pueblos deben ser reconocidas como un
desarrollo sostenible y verdadero para nuestras comunidades que permita que cada uno de nosotros
alcancemos el Buen Vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario