jueves, 29 de noviembre de 2012

1. Argumentos en pro de los derechos de la Tierra Part 2

La tercera razón es la unidad Tierra y Humanidad como legado de los astronautas desde sus viajes espaciales. Desde la Luna, o de sus naves, han podido contemplar, llenos de admiración y de sacralidad, la Tierra. Han testimoniado esta experiencia (overview effect): entre Tierra y Humanidad no hay diferenciación. Ambos constituyen una entidad única, resplandeciente, azul-blanca, compleja y bien ordenada. Una capa tenue, de unos pocos kilómetros, forma la biósfera, que garantiza la existencia de una multitud incalculable de formas de vida. Tierra y Humanidad componen un todo orgánico compuesto de ecosistemas, con sus diferentes formas de vida, especialmente la humana. Esta entidad, única, compuesta de Tierra y Humanidad nos permite decir que la Tierra está viva y es Madre. 
La cuarta razón es cosmológica: la Tierra y la vida constituyen momentos del vasto proceso de la evolución del universo. Es generalmente aceptado que todo el Universo, todos los seres, el Sol, la Tierra y cada uno de nosotros, estábamos juntos en aquel punto pequeñísimo, pero cargado de energía y de información, que en un momento intemporal explotó. Ocurrió el big bang, hace como 13,7 mil millones de años. Las energías y las partículas elementales se difundieron creando el espacio y el tiempo y dando origen al proceso de la evolución. Esas energías y los elementos primordiales se han condensado en estrellas rojas, dentro de las cuales, en mil millones de años, se han forjado todos los elementos físicos y químicos que componen el Universo. Al explotar, las estrellas rojas lanzaron estos elementos hacia afuera y dieron origen a las galaxias, a las estrellas y al Sol con sus planetas en un proceso de expansión, de auto-creación, de autoorganización y de complejificación que todavía continúa. El cosmos no acabó de nacer, se encuentra en cosmogénesis. Todos somos hijos e hijas del polvo cósmico. Hace 4,5 mil millones de años irrumpió la Tierra como el tercer planeta del sistema solar. Con el aumento de la complejidad y de órdenes cada vez más altas dentro de la misma Tierra, emergió, hace 3,8 mil millones de años, la vida, posiblemente en el seno de un océano primitivo. En un momento avanzado de la expansión de la vida y con el aumento de su complejidad interna, apareció, hace unos 5 millones de años, la vida consciente e inteligente. Es la entrada del ser humano en el escenario de la evolución. Entonces podemos decir: la Tierra es un momento de la evolución del universo. La vida es un momento de la evolución de la Tierra. Y la vida humana es un momento de la evolución de la vida. Pero para que la vida pueda existir y reproducirse necesita de todas las precondiciones energéticas, físicas y químicas sin las cuales no puede irrumpir ni subsistir. Por eso hay que incluir todo el proceso de la evolución anterior para entender adecuadamente la Tierra y la vida. El ser humano, por ser la parte consciente e inteligente de la misma Tierra, debe ser visto como la Tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera. Hay un consenso universal expresado por varias Declaraciones y Convenciones Internacionales de que el ser humano, hombre y mujer, tiene dignidad y derechos inalienables. Si asumimos que el ser humano es la misma Tierra consciente e inteligente, ello implica admitir que ella participa de la misma dignidad y de los mismos derechos. Por lo tanto, la Tierra es sujeto de dignidad y de derechos.

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