La obsesión que se apoderó de Victor, su creciente enajenación del mundo que le hace abandonar
amigos, familia, incluso sustento, tiene su eco a escala global en la insaciable sed de nuevos
campos destinados a la explotación y el crecimiento. El hecho de que la incontrolable búsqueda de
Victor le consumiera en sus llamas cuando su creación se volvió en contra suya no detendrá unas
señales de aviso semejantes que impidan que el capitalismo se devore a si mismo…y se hunda
con el resto del planeta junto a él.
Que el cambio climático inducido por los seres humanos es lo que explica parcialmente el huracán
Sandy,“el mayor huracán en la historia del Atlántico medido con el diámetro de vientos huracanado
(1040 millas)”, lo razona el Dr. Kevin E. Trenberth, distinguido científico emérito de la Sección de
Análisis del Clima del Centro Nacional de Investigación Atmosférica [National Center for
Atmospheric Research]:
Las temperaturas de la superficie marina a lo largo de la costa atlántica han ido discurriendo unos
3 grados centígrados por encima de lo normal en una región que se extiende 800 kilómetros costa
afuera entre Florida y Canadá. El calentamiento global contribuye a esto en 0.60grados.
Con cada
grado centígrado, el agua que retiene la atmósfera sube en un 7% y la humedad da pábulo a la
tormenta tropical, aumenta su intensidad, y magnifica las precipitaciones doblando esa cantidad
comparada con las condiciones normales.
El cambio climático global ha contribuido a unas temperaturas más elevadas en la superficie
marina y los océanos, y a una atmósfera más cálida y húmeda, y sus efectos están en un abanico
del 5% al 10%. La variabilidad natural y el tiempo han proporcionado condiciones acaso óptimas
para que un huracán que discurre en una situación extra tropical se convierta en una tormenta de
enorme intensidad, acrecentada por el influjo del cambio climático.
Conforme el clima continúe calentándose, el efecto no hará más que aumentar, lo que llevará a
sucesos meteorológicos más extremos, inundaciones y sequías, tal como se describía en dos
artículos recientes de Nature.
Y calentarse se calentará. No porque no tengamos respuestas para impedir que esto suceda y
derivemos nuestra energía de otras fuentes que no sean los combustibles fósiles, sino porque
sencillamente es demasiado rentable para cambiarlo. Hay una compulsión inherente al capitalismo,
la fuerza propulsora del beneficio que impulsa a un mayor crecimiento en un bucle de perpetua
retroalimentación, por el que las colosales fuerzas de producción están poniendo a prueba los
límites del planeta a la hora de absorber la paliza que aguanta su biosfera.
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