El clima no es solamente el tiempo bueno o malo que hace fuera de la
casa, sino un ciclo completo y complejo donde se observan factores
múltiples que interactúan sobre este, el agua, provocando sequías,
inundaciones, polución y por lo tanto, migraciones de población,
desertificación; epidemias; incendios; pérdidas en la biodiversidad;
desertificación; epidemias; incendios; pérdidas en la biodiversidad;
fríos o calores no previstos, violentos e inéditos huracanes fuera de
la tradición histórica de regiones y países.
Y Uruguay no vive dentro de una campana de cristal que lo preserva
de males y determina que se pueda alejar en el tiempo la toma de
medidas decisivas que nos afectarán a todos. ¿Acaso es posible o no
plantearse dentro de este panorama proyectar la construcción de
centrales energéticas que funcionen en base a sistemas de
producción “limpios” multiplicando muchas veces los parques
eólicos ya levantados? ¿Sería adecuado construir otra central que
funcionara con petróleo o carbón cuando el mundo va en otra
dirección, buscando en la energía eólica y en la nuclear las soluciones
de energía que se necesitan? Por ello es sorprendente la invocación
reciente del presidente Mujica, quejándose por no haber utilizado
como fuente energética al carbón, uno de los elementos, sin duda,
más contaminante de la atmósfera.
La otra solución, lamentablemente, tan uruguaya sería la de no hacer
nada y buscar en la interconexión energética una solución que
nosotros no somos capaces de adoptar.
Claro, no sé si se tendrá en
cuenta que si no se hace nada o poco – como está ocurriendo
mayormente a nivel mundial - las reservas de gas con efecto
invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno) se
duplicarán rápidamente década a década y la temperatura media
aumentara cerca de 5 grados en forma global, lo que será
catastrófico para los países costeros por lo que implicaría en el
cambio del nivel de las aguas de los océanos. Y de ello, se cree por
ventura, que Uruguay esta exento.
Además otro riesgo evidente del calentamiento climático implica una
disminución de la capacidad del mar y de la tierra para producir
biomasa para la alimentación, la energía y a jugar su rol activo de
fuente y receptáculo de la biodiversidad.
Este riesgo puede ocurrir catastróficamente en el próximo 2015,
según sitúan algunos científicos, siguiendo las tendencias de estos
últimos años, por lo cual hay urgencia de actuar de inmediato.
En su informe el ex vicepresidente del Banco Mundial, Nicolás Stern,
calculó en 8.500 mil millones de dólares el costo global de esta
inacción. Ello representa una cifra cercana al 20 PBI mundial. Para el
PNUD el costo del calentamiento global se duplicará cada diez años:
“Hacer costará caro pero no hacer costará más caro”.
Para este
experto el cambio climático representa un desafío único para la
economía: “Constituye el fracaso del mercado más importante y más
extendido, nunca conocido”
Para Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU el calentamiento
climático podría también comprometer la paz y la seguridad
internacional, haciendo un llamado el funcionario a luchar contra la
pobreza, ya “que se puede hablar de un costo social del carbono”
Cuando se habla de hambrunas, pandemias y riesgos de conflictos no
se está en un problema coyuntural sino en una crisis planetaria que
constituye el desafío principal del siglo XXI.
Mientras tanto conviene no soslayar el tema, discutir todos sus
aspectos, porque es insuficiente sentarnos a esperar una solución
proveniente del sistema político.
La misma debe provenir de todos.
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