La biodiversidad andina, además de ofrecer al
mundo una enorme variedad de especies vegetales
y animales, adaptables a un gran rango de climas y
ecosistemas de la Tierra, es uno de los principales
proveedores de servicios ambientales: todos los
seres humanos le debemos buena parte del oxígeno
respirado a lo largo de nuestra vida.
La conservación y el buen manejo de los ecosistemas
de las montañas andinas tiene una enorme importancia
para la humanidad, ya que constituye
una reserva mundial de la vida, donde se
guarda un gran tesoro1.
La civilización utiliza los recursos ecológicos
más rápido de lo que el planeta puede regenerarlos:
el déficit ecológico del planeta asciende
a unas 22,800 millones de hectáreas. Sin embargo,
en los países de la Comunidad Andina
se encuentran enormes reservas ecológicas,
en contraste con la mayoría de los países que
enfrentan un déficit ecológico.
La región (incluyendo Venezuela y Chile) cuenta
con unas 570 millones de hectáreas de área bioproductiva.
De ellas, unas 200 millones de hec-
La biodiversidad andina, además de ofrecer al
mundo una enorme variedad de especies vegetales
y animales, adaptables a un gran rango de climas y
ecosistemas de la Tierra, es uno de los principales
proveedores de servicios ambientales: todos los
seres humanos le debemos buena parte del oxígeno
respirado a lo largo de nuestra vida.
táreas proveen bienes y servicios, y sirven para
absorber sus propios desperdicios. Por lo tanto,
esta reserva biológica representa unas 370 millones
de hectáreas globales2, valoradas en 115,000
millones de dólares3 que equivalen a la tercera
parte del PIB de los países andinos4.
Por su lado, los bosques amazónicos son un
inmenso organismo vivo que captura CO2 de la
atmósfera y produce oxígeno. Tienen la función
de regular el clima, y de hacer posible el ciclo
del agua, promoviendo la salud general de toda
la vida del planeta.
Este ciclo hídrico continental podría alterarse
permanentemente por la explotación productiva
de los recursos de la amazonía y por el aumento
de la temperatura del planeta, a causa
de las emisiones desmedidas de las actividades
productivas en otros continentes.
Permitir el avance de la desertificación de la
amazonía originaría consecuencias muy graves
para el bienestar de los pueblos de todas las naciones,
por lo que esta función vital para el mantenimiento
del ecosistema debería ser retribuida
por todos para asegurar su funcionamiento.
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