La migración de la gente a las ciudades durante
el siglo XX ha sido un proceso avasallador
causado precisamente por las oportunidades
que ofrecen las ciudades para conseguir
empleo, obtener mayor ingreso y mejorar
el bienestar material. Este proceso ha modificado
sustancialmente la ocupación del
territorio en los continentes, ha definido el
patrón de acumulación de capital de las economías
nacionales y también ha acelerado y
ampliado el comercio internacional en todo
el espacio global.
“Las actividades
humanas están
acabando los
recursos y producen
desechos más rápido
de lo que puede
regenerar y procesar
el sistema “
En efecto, durante el último siglo se ha construido una
civilización urbana en torno a la afirmación de lo individual,
la cosificación y mercantilización de las relaciones
humanas, el vértigo de la ganancia, el disfrute de la acumulación
material y la persecución del éxito monetario.
A todo ello se le denomina la sociedad del consumo.
Sin embargo, no todas las regiones del planeta se han
poblado igual, ni tampoco todas las sociedades han acumulado
la misma cantidad de riqueza y bienestar material.
Países con el 20% de la población más rica del mundo
producen el 57% del PIB mundial – basado en la capacidad
de compra paritaria – y emiten el 46% de los gases
de efecto invernadero. De acuerdo al Informe Planeta
Vivo 2004 elaborado por la WWF y Adena, se estima
que si todas las naciones del mundo adoptaran el modo
de vida americano (que consume casi la cuarta parte
de los recursos de la Tierra para el 7% de la población)
se necesitarían de 5 a 6 planetas como la Tierra para
abastecerlas.
Se estima que si
toda la población
de los países
en desarrollo
alcanzara
el consumo
per cápita
de los países
desarrollados,
se necesitaría
los recursos de
algo más de 5
planetas”
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