Esa dependencia energética, tanto de Argentina como de Brasil,
como la producción que se realiza en las centrales térmicas
consumiendo petróleo, están en la base del precio de la energía, uno
de los más altos del continente. Paralelamente no podemos de dejar
de mencionar a los sectores menos favorecidos de la población que,
seguramente, sobreviven de mala manera una situación difícil a la
que UT E ni el gobierno le encuentra solución. Son sectores de
población que reciben energía “colgados” de las líneas de UT E,
consumiendo en su conjunto tanto como la producción de la represa
de Rincón del Bonete trabajando a pleno.
Es una situación totalmente desordenada y es hora que nos
preguntemos las razones de una situación que determina un
incremento de la tarifa que pagamos el resto de los usuarios del
servicio. UT E y el gobierno debieran haber resuelto, es evidente, un
sistema de subsidios, midiéndose obviamente con claridad los
niveles de consumo y las formas que tendría el ente energético para
resarcirse de ese costo.
Ahora solamente usa la tarifa que paga el resto de la población,
fenómeno además injusto, porque los niveles de consumo de los
“colgados” por unidad, de acuerdo a algunos estudios, por la
modalidad de consumo que utilizan en estas zonas marginales, es
superior a los de cualquier familia de clase media.
Pero, ¿a que se debe este cambio climático? Por ello es bueno que
situemos el problema que afecta al planeta en su conjunto y que ha
puesto en ridículo, de alguna manera, a muchos responsables de las
políticas económicas del mundo que, como discutibles personajes
animados, estaban solo obnubilados por la competencia en el
mercado y el crecimiento, considerando como único teatro de
operaciones su país y el mundo por sus ramificaciones comerciales:
Los hechos han demostrado que las cosas han cambiado
rotundamente y el cambio climático global, producto del mal manejo
de la economía, ha aparecido mostrando una cara siniestra que
coloca a la humanidad ante alternativas de hierro que deberá
revertir, porque el planeta es uno solo y no tiene repuesto. ¿Uruguay
tendrá alguna respuesta para estas alternativas cambiantes pero de
indefectible cumplimiento?
Para más de un experto el cambio climático representa un desafío
único para la economía ya que “constituye el fracaso del mercado” –
según dice concretamente el ex vicepresidente del Banco Mundial,
Nicolás Stern, que califica como- “el más importante fracaso del
capitalismo mundial, más extendido y nunca conocido” La situación
es sumamente grave para un país como el nuestro donde todavía no
se ha tomado plena conciencia de la gravedad del tema, de su costo
humano, material y de la necesidad que se tiene –también en nuestra
dimensión- de adoptar las medidas adecuadas y urgentes que
determinen cambios rotundos en la matriz energética y productiva.
Porque el Uruguay también, por una razón de subsistencia, tiene que
comenzar a adoptar medidas de urgencia destinadas a contribuir a
una solución global de un problema que ya está produciendo
pérdidas que se acercan en lo cuantitativo al 20 por ciento del PIB
mundial (8.500 mil millones de dólares)
Esos responsables políticos de que hablamos, por soberbia o
ignorancia despreciaban y olvidaban el hecho de que los recursos
naturales provienen de este mismo planeta y que la energía
abundante y barata necesariamente es finita y que los lazos entre la
actividad humana y la explotación de los recursos naturales se
condujo siempre por el peor de los caminos, el del lucro, la
especulación financiera y la depredación sin medida de los recursos
naturales. Poco después las abundantes pruebas de necesidades de
acciones urgentes ante el calentamiento climático se incrementaron
y la comunidad científica pasó de la interrogación a la duda, de la
duda a la presunción y de esta a la certeza. Y en este panorama
aparecieron las largas huellas de la corrupción. Por ejemplo se supo
que un grupo poderoso como Exxon Móvil gastó decenas de millones
de dólares para financiar a organismos encargados de manipular
información sobre calentamiento climático, con el fin de apaciguar la
creciente alarma mundial
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