domingo, 2 de diciembre de 2012

El desafío del calentamiento global - II

Esa dependencia energética, tanto de Argentina como de Brasil, como la producción que se realiza en las centrales térmicas consumiendo petróleo, están en la base del precio de la energía, uno de los más altos del continente. Paralelamente no podemos de dejar de mencionar a los sectores menos favorecidos de la población que, seguramente, sobreviven de mala manera una situación difícil a la que UT E ni el gobierno le encuentra solución. Son sectores de población que reciben energía “colgados” de las líneas de UT E, consumiendo en su conjunto tanto como la producción de la represa de Rincón del Bonete trabajando a pleno. Es una situación totalmente desordenada y es hora que nos preguntemos las razones de una situación que determina un incremento de la tarifa que pagamos el resto de los usuarios del servicio. UT E y el gobierno debieran haber resuelto, es evidente, un sistema de subsidios, midiéndose obviamente con claridad los niveles de consumo y las formas que tendría el ente energético para resarcirse de ese costo. 
Ahora solamente usa la tarifa que paga el resto de la población, fenómeno además injusto, porque los niveles de consumo de los “colgados” por unidad, de acuerdo a algunos estudios, por la modalidad de consumo que utilizan en estas zonas marginales, es superior a los de cualquier familia de clase media. Pero, ¿a que se debe este cambio climático? Por ello es bueno que situemos el problema que afecta al planeta en su conjunto y que ha puesto en ridículo, de alguna manera, a muchos responsables de las políticas económicas del mundo que, como discutibles personajes animados, estaban solo obnubilados por la competencia en el mercado y el crecimiento, considerando como único teatro de operaciones su país y el mundo por sus ramificaciones comerciales: 
Los hechos han demostrado que las cosas han cambiado rotundamente y el cambio climático global, producto del mal manejo de la economía, ha aparecido mostrando una cara siniestra que coloca a la humanidad ante alternativas de hierro que deberá revertir, porque el planeta es uno solo y no tiene repuesto. ¿Uruguay tendrá alguna respuesta para estas alternativas cambiantes pero de indefectible cumplimiento? Para más de un experto el cambio climático representa un desafío único para la economía ya que “constituye el fracaso del mercado” – según dice concretamente el ex vicepresidente del Banco Mundial, Nicolás Stern, que califica como- “el más importante fracaso del capitalismo mundial, más extendido y nunca conocido” La situación es sumamente grave para un país como el nuestro donde todavía no se ha tomado plena conciencia de la gravedad del tema, de su costo humano, material y de la necesidad que se tiene –también en nuestra dimensión- de adoptar las medidas adecuadas y urgentes que determinen cambios rotundos en la matriz energética y productiva. Porque el Uruguay también, por una razón de subsistencia, tiene que comenzar a adoptar medidas de urgencia destinadas a contribuir a una solución global de un problema que ya está produciendo pérdidas que se acercan en lo cuantitativo al 20 por ciento del PIB mundial (8.500 mil millones de dólares) 
Esos responsables políticos de que hablamos, por soberbia o ignorancia despreciaban y olvidaban el hecho de que los recursos naturales provienen de este mismo planeta y que la energía abundante y barata necesariamente es finita y que los lazos entre la actividad humana y la explotación de los recursos naturales se condujo siempre por el peor de los caminos, el del lucro, la especulación financiera y la depredación sin medida de los recursos naturales. Poco después las abundantes pruebas de necesidades de acciones urgentes ante el calentamiento climático se incrementaron y la comunidad científica pasó de la interrogación a la duda, de la duda a la presunción y de esta a la certeza. Y en este panorama aparecieron las largas huellas de la corrupción. Por ejemplo se supo que un grupo poderoso como Exxon Móvil gastó decenas de millones de dólares para financiar a organismos encargados de manipular información sobre calentamiento climático, con el fin de apaciguar la creciente alarma mundial

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