Indudablemente, lo que está en
discusión es el cómo mejorar
la calidad, la focalización y la
efectividad del gasto público y
los programas sociales, a la luz
de los desafíos que implica el
Cambio Climático: la escasez, la
incertidumbre y el incremento de
la ya elevada vulnerabilidad de la
región, especialmente de ese 55%
de la población.
El PIB per cápita es un indicador muy utilizado
para clasificar el nivel de desarrollo económico
de los países. Los niveles alcanzados por la Comunidad
Andina están aún por debajo del nivel
promedio de América Latina. De acuerdo al nivel
de este indicador se clasifica a los Países en desarrollados
o en vías de desarrollo. Este concepto
está vinculado a la disponibilidad de bienes y
servicios finales por una persona promedio en
un año. Es decir, tener más cosas es estar mejor y
es ser más desarrollado. Es evidente que cuando
no se dispone de lo básico para una vida digna,
se necesita aumentar el consumo de lo indispensable
en una sociedad del siglo XXI.
Pero la gran pregunta es si es deseable
alcanzar el contenido y las cantidades
del PIB per cápita promedio de los
países llamados desarrollados.
En primer lugar, si se quisiera... no se podría si
se mantienen los parámetros de consumo actuales
que ignoren el concepto de sustentabilidad. No
hay los recursos en la Tierra para producirlos. Y
en segundo lugar, el tener más no significa necesariamente
ser más desarrollado. Insistimos, el
PIB per cápita no mide el desarrollo de una persona
respecto a los ideales que profesa,
los valores que norman
su conducta, la creatividad de
su intelecto, sus expresiones
artísticas, la solidaridad con
su comunidad, la responsabilidad
y eficiencia en su trabajo,
el cuidado y compromiso con
su entorno natural y ambiental,
entre otras múltiples dimensiones
de la calidad de las
personas y de sus relaciones
con la sociedad.
Para lograr una mayor calidad
humana no se necesita todo lo que
se produce en el mundo.
Los mayores conocimientos y las mejores
conductas originan mayor bienestar personal y
armonía social, en el marco de una vida material
austera y garantizando el acceso a los servicios
básicos modernos. Un estilo de vida semejante
sí podría incluir a toda la población, sin depredar
y agotar los recursos de la Tierra.
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