19. Reconocemos que en los 20 años transcurridos desde la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 los avances han
sido desiguales, incluso en lo que respecta al desarrollo sostenible y la erradicación
de la pobreza. Recalcamos la necesidad de avanzar en la aplicación de los
compromisos anteriores. Reconocemos además que es necesario acelerar los
avances hacia la eliminación de las diferencias entre países desarrollados y países en
desarrollo, y de crear y aprovechar las oportunidades de lograr el desarrollo
sostenible mediante el crecimiento económico y la diversificación, el desarrollo
social y la protección del medio ambiente. Con ese fin, subrayamos que sigue siendo
necesario un entorno propicio en los planos nacional e internacional, así como una
cooperación internacional ininterrumpida y reforzada, especialmente en las esferas
de las finanzas, la deuda, el comercio y la transferencia de tecnología según lo
acordado mutuamente, y de la innovación, el espíritu de empresa, la creación de
capacidad, la transparencia y la rendición de cuentas. Reconocemos la
diversificación de los actores y los interesados que se dedican a la búsqueda del
desarrollo sostenible. En ese contexto, afirmamos que sigue siendo necesaria la
participación plena y efectiva de todos los países, en particular los países en
desarrollo, en la adopción de decisiones a nivel mundial.
20. Reconocemos que desde 1992 los progresos han sido insuficientes y se han
registrado contratiempos en algunos aspectos de la integración de las tres
dimensiones del desarrollo sostenible, agravados por las múltiples crisis financieras,
económicas, alimentarias y energéticas, que han puesto en peligro la capacidad de
todos los países, en particular los países en desarrollo, para lograr el desarrollo
sostenible. A este respecto, es esencial que no demos marcha atrás a nuestro
compromiso con los resultados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo. Reconocemos además que uno de los principales
problemas actuales de todos los países, especialmente los países en desarrollo, es el
impacto de las múltiples crisis que afectan al mundo hoy en día.
21. Nos preocupa profundamente el hecho de que una de cada cinco personas de
este planeta, es decir, más de 1.000 millones de personas, siga viviendo en la
extrema pobreza, y que una de cada siete, o el 14%, esté malnutrida, en tanto que
ciertos problemas de salud pública, como las pandemias y las epidemias, siguen
constituyendo una amenaza omnipresente. En este contexto, tomamos nota de los
debates en curso sobre la seguridad humana en la Asamblea General. Reconocemos
que, dado que para 2050 se proyecta una población mundial superior a 9.000
millones de personas y que se estima que las dos terceras partes de esa población
vivirá en las ciudades, debemos intensificar los esfuerzos orientados a lograr el
desarrollo sostenible, y en particular, la erradicación de la pobreza, el hambre y las
enfermedades evitables.
22. Reconocemos que hay ejemplos de progresos en materia de desarrollo
sostenible en los planos regional, nacional, subnacional y local. Observamos que los
esfuerzos encaminados a lograr el desarrollo sostenible han quedado recogidos en
las políticas y los planes regionales, nacionales y subnacionales, y que los gobiernos
han aumentado su compromiso en favor del desarrollo sostenible desde la
aprobación del Programa 21 a través de la legislación y las instituciones, y la
elaboración y aplicación de acuerdos y compromisos internacionales, regionales y
subregionales.
23. Reafirmamos la importancia de apoyar a los países en desarrollo en su labor
orientada a erradicar la pobreza y promover el empoderamiento de los pobres y las
personas en situación vulnerable, entre otras cosas mediante la eliminación de los
obstáculos a las oportunidades, el aumento de la capacidad productiva, el desarrollo
de la agricultura sostenible, y la promoción del empleo pleno y productivo y de un
trabajo decente para todos, complementada por políticas sociales eficaces, incluso
niveles mínimos de protección social, con vistas a lograr los objetivos de desarrollo
internacionalmente convenidos, entre ellos los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
24. Expresamos nuestra profunda preocupación ante el hecho de que persisten los
altos niveles de desempleo y subempleo, especialmente entre los jóvenes, y
señalamos la necesidad de aplicar estrategias de desarrollo sostenible para abordar
en forma proactiva el problema del empleo de los jóvenes en todos los niveles. A ese
respecto, reconocemos la necesidad de formular una estrategia mundial sobre la
juventud y el empleo, sobre la base de la labor de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT).
25. Reconocemos que el cambio climático es una crisis intersectorial y persistente
y expresamos nuestra preocupación ante el hecho de que la magnitud y gravedad de
los efectos adversos del cambio climático afectan a todos los países y debilitan la
capacidad de todos ellos, en particular los países en desarrollo, para lograr el
desarrollo sostenible y los Objetivos de Desarrollo del Milenio y ponen en peligro la
viabilidad y la supervivencia de las naciones. Por consiguiente, subrayamos que
para luchar contra el cambio climático se requieren medidas urgentes y ambiciosas,
de conformidad con los principios y las disposiciones de la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
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