El comercio de carbono es compatible con múltiples
actividades productivas, dotando a todas
ellas de un carácter verde sin la necesidad de
frenar la causa real del cambio climático, respondiendo
con un solo mecanismo a diferentes
necesidades mediáticas y políticas del capital
para dar continuidad a su expansión.
Este acumulado ideológico que posibilitan los
mercados de carbono se refleja en visiones promovidas
por el grupo del Banco Mundial, como
el desarrollo bajo en carbono, la economía del
cambio climático o la economía verde, todas
ellas con un elemento en común: hacen del desarrollo
ya no solo una vía para el combate a la
pobreza sino además una vía para enfrentar el
cambio climático, en la que el desarrollo logra
desacoplar su crecimiento económico y expansión
energética de sus emisiones de carbono.
Es decir, se busca mantener los niveles de crecimiento
económico y una reducción de emisiones
en términos relativos, sin que eso signifi que una disminución real en términos absolutos del
nivel de emisiones.
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