En el texto del acuerdo de Rio+20 en su estado actual reconoce el principio de Responsabilidades
Comunes pero Diferenciadas, pero no hay claridad sobre las obligaciones de los países
desarrollados para su cumplimiento. No hay mención de que la Economía Verde esté sujeta a este
principio.
El lenguaje incorporado de la Naturaleza y de vivir en armonía con la naturaleza acaba legitimando la
economía verde. Reconoce los derechos de la Naturaleza (en algunos países), pero esto en el
contexto de la promoción del desarrollo sostenible resulta ser una contradicción.
La definición y forma
de aplicación de la economía verde sigue siendo ambigua y peligrosa porque sigue justificandoun
crecimiento económico sostenido, en el que seguirá aumentado las desigualdades sociales y
destruyendo la Madre Tierra.
A pesar de que menciona quecada país puede utilizar enfoques propios sobre la economía verde,
respetando la soberanía, se fomenta el andamiaje de una estructura que acabara condicionado a los
estadosa implementar estándares internacionales
Se otorga un papel más importante al sector privado para apoyar las políticas de economía verde que
potencialmente van a generar fondos a través de proyectos que involucran a la mercantilización y
financialización de la naturaleza, lo que es más de las mismas recetas que han causado las distintas
crisis que hoy vivimos.
Se abre la posibilidad de fortalecer los mecanismos de mercado, financieros y otros servicios para
los pequeños productores agrícolas como una supuesta herramienta para lograr la soberanía
alimentaria, lo que generaría aun mayor pobreza y exclusión.
Fortalece e incentiva indirectamente a la participación privada para infraestructura de servicios de
agua potable, servicios básicos y energía, entre otros, llamando a los gobiernos a crear escenarios de
que faciliten las inversiones públicas y privadas.
Asigna un valor monetario a la biodiversidad y su capacidad de proveer servicios esenciales como
base del desarrollo sostenible y el bienestar humano promoviendo la inversión privada a través de
incentivos y políticas para la conservación de la diversidad biológica expandiendo la posibilidad de
nuevos mercados e instrumentos financieros para la mercantilización de la naturaleza.
Propone las Metas de desarrollo sostenible, aun cuando no se han cumplido las metas de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio con el propósito de implementar la economía verde. No se
asumen compromisos y obligaciones para garantizar la transferencia de recursos financieros y
tecnología a los países en desarrollo
Se abre la posibilidad de que se tomen en cuenten las inversiones privadas como fuentes
innovadoras de recursos financieros para la ayuda oficial al desarrollo. Significa un retroceso en las
luchas contra el libre mercado en sectores como la salud, educación que ahora además incluye los
“servicios ambientales”.
“Con base en estas reflexiones hacemos un llamado a las organizaciones sociales del mundo a exigir
conjuntamente a los gobiernos aliados, entre ellos el G77 y los del ALBA objeten este acuerdo, y
tomen acciones para lograr frenar este proceso de negociación, hasta conseguir que se ataquen las
causas estructurales y se asuman compromisos concretos que lleven a cambiar el modelo económico
neoliberal actual, para construir un modelo nuevo que nos permita un desarrollo justo, en armonía con
la naturaleza y la filosofía del Vivir Bien”, invoca el manifiesto de la PBCC.
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