En términos de los alcances y propósitos de la
economía verde, Naciones Unidas y su Programa
para el Medio Ambiente señalan que con su
propuesta no se busca realizar transformaciones
estructurales sino más bien de superar las
fallas del mercado e incorporar en los cálculos
económicos asuntos como “el agotamiento del
capital natural ocasionado por la producción y
el consumo” (Pnuma, 2011: 5).
Lander (2011: 6) muestra las acotaciones de la
propuesta del Pnuma: dice para esta entidad el
problema consiste en que los mercados han estado
operando sobre la base de fallas de información,
que no han incorporado el costo de las
externalidades y que han actuado sobre la base
de políticas públicas inadecuadas como “los
subsidios perversos o perjudiciales para el medio
ambiente”. Con esos presupuestos se pueden
comprender los alcances de la economía verde:
De acuerdo al PNUMA, dice Lánder, mediante
la transición hacia la economía verde se podrá relanzar la economía global con tasas de crecimiento
muy superiores a las que serían posibles
con el modelo actual. Se lograría generar
más y mejores empleos, se reduciría la pobreza,
se alcanzarían mayores niveles de equidad
y las metas del milenio, todo ello en un mundo
sostenible, esto es, reconociendo el valor de la
naturaleza, reduciendo la emisión de gases de
efecto invernadero, y la presión sobre el entorno
natural permitiendo así su recuperación.
Todo esto, por supuesto, creando nuevas y rentables
áreas de inversión que harían posible al
capital global salir de su crisis actual y aumentar
sus tasas de ganancia. (Lander, 2011: 5)
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