Los líderes globales han puesto fin a la Cumbre de
Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible
(Río+20) con muy poco que mostrar, excepto un
deslucido acuerdo en el que muchos de sus
asistentes se marchan convencidos de que son las
personas individuales y las empresas, más que los
gobiernos, quienes deben liderar los esfuerzos para
mejorar el medio ambiente.
Así, alrededor de 100 jefes de Estado y de Gobierno
se han reunido durante los últimos tres días para
realizar esfuerzos con el objetivo de establecer
objetivos de desarrollo sostenible y la inclusión social.
Sin embargo, la falta de consenso sobre esos
objetivos han llevado a un acuerdo que incluso algunas de las partes apuntan a una falta de acuerdo y
de retos específicos y tangibles.
Una serie muy anunciada de encuentros globales y de políticas medioambientales se han caído por la
falta de expectativas, volviendo al punto de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de
Copenhague (Dinamarca) de 2009 que acabó cerca del caos.
Como resultado, muchos ecologistas, activistas, líderes empresariales han llegado a la conclusión de
que el progreso en los asuntos medioambientales debe acometerse a nivel local y con el sector
privado y sin la ayuda de los acuerdos internacionales.
"El enverdecimiento de nuestras economías se tendrá que producir sin las bendiciones de los líderes
mundiales", ha asegurado el director ejecutivo de WWF, Lasse Gustavsson.
Por su parte, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, que llegó a primera hora de
este viernes para un rápido anuncio sobre los proyecto de su país en África y para mantener una serie
de encuentros bilaterales con varios líderes mundiales, ha admitido lo mismo. "Los Gobiernos no
pueden solucionar solos los problemas a los que nos enfrentamos", ha dicho, "desde el cambio
climático a la persistente pobreza y la escasez crónica de energía".
Para el secretario general de International Trade Union Confederation --una de las ONG presentes en
la cumbre--, Sharon Burrow, el mundo que se pretende no llegará por parte de los líderes mundiales, a
quienes les falta el coraje para acudir, sentarse en una mesa y negociar por sí mismos.
De hecho, algunos cabeza de gobierno, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, entre otros,
se han marchado antes de que concluyera la cumbre por el empeoramiento de la deuda soberana en
Europa o por la continuada violencia en Oriente Medio.
Además, se han producido notables
ausencias, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; de Alemania, Angela Merkel; de
Reino Unido, David Cameron quienes sí asistieron a la Cumbre del G-20 a principios de esta misma
semana en Los Cabos (México).
El encuentro Río+20, nunca generó las expectativas para lograr un acuerdo como el de la Cumbre de
la Tierra que se celebró en la misma ciudad brasileña en 1992, y que incluyó el tratado en
Biodiversidad y acuerdos que condujeron a la creación del Protocolo de Kioto sobre emisión de
gases de efecto invernadero.
Pese a que a Río se han desplazado más de 50.000 personas, muchos de los visitantes están
desilusionados al darse cuenta de que los líderes han hecho muy pocos y específicos compromisos
en asuntos tales como energía, seguridad alimentaria u océanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario