martes, 26 de marzo de 2013

Existe una serie de opciones para reducir las emisiones; se requieren medidas enérgicas y decisivas para estimular su acogida

Las emisiones pueden reducirse mediante una mayor eficiencia energética, modificaciones de la demanda, y la adopción de tecnologías de energía limpia, calor y transporte. El sector energético de todas las regiones del mundo tendría que llegar a una "decarbonización" de un 60% como mínimo en 2050 para que las concentraciones atmosféricas se estabilizaran en 550ppm CO2e, o menos, y también serán necesarias grandes reducciones de emisiones en el sector de transportes. Aun con una expansión muy fuerte del uso de energías renovables y otras fuentes de energía bajas en carbono, los combustibles fósiles podrían representar más de la mitad del suministro global de energía en 2050. El carbón seguirá desempeñando un papel importante en la mezcla energética de todo el mundo, incluyendo las economías de rápido crecimiento. La captura y almacenamiento de carbono a gran escala será necesario para permitir el uso continuado de combustibles fósiles sin dañar la atmósfera. También es imprescindible lograr reducciones no energéticas, por ejemplo, por medio de la deforestación y de procesos agrícolas e industriales. 
A través de opciones políticas enérgicas y decisivas, será posible reducir las emisiones, tanto en las economías desarrolladas como en las que están en desarrollo, al nivel necesario para la estabilización en el rango requerido, manteniendo a la vez un crecimiento continuado. El cambio climático constituye el mayor fracaso del mercado jamás visto en el mundo, e interactúa con otras imperfecciones del mercado. Tienen que formularse tres elementos de política para una respuesta global efectiva. El primero es la fijación del precio del carbono, aplicada a través de impuestos, comercio de emisiones o regulación. El segundo se refiere a una política que apoye la innovación y el despliegue de tecnologías bajas en carbono. Y el tercero se refiere a medidas para eliminar las barreras a la eficiencia energética, y para informar, educar y persuadir a las personas acerca de lo que pueden hacer para responder al cambio climático.

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