Muy sencillo: reducir las emisiones a la atmósfera de los gases
de efecto invernadero. Algunos de ellos son de larga vida, lo
que significa que permanecen en la atmósfera durante décadas
o períodos incluso más largos. Aunque adoptemos medidas
drásticas ahora, las temperaturas seguirán aumentando durante
cierto tiempo. Sin embargo, si no hacemos nada, crecerán más
aprisa todavía, y en un momento dado podría ocurrir que el clima
se nos fuera de las manos.
Reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero exigirá
inversiones y la modificación de la forma en que actualmente
producimos y usamos la energía. Estudios recientes indican que
el precio de no hacer nada sería muy superior, por los daños y el
sufrimiento que causaría dejar que el cambio climático siguiera su
curso.
Qué están haciendo los gobiernos
En los años ochenta, las pruebas de la existencia del cambio
climático se acumulaban. Los gobiernos se dieron cuenta de la
amenaza que esto representaba y de que tenían que hacer algo
al respecto. También comprendieron que la colaboración era
imprescindible para el éxito. El cambio climático es un problema
planetario, porque todos los países contribuyen, en diversa
medida, a la emisión de gases de efecto invernadero y todos
los países se ven afectados por él. Por ello, ningún país puede
resolverlo por sí solo.
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