Las empresas desempeñan un papel importante en la lucha
contra el cambio climático. Van comprendiendo que, al reducir
sus emisiones de gases de efecto invernadero, no solo protegen el
clima, sino que también pueden ahorrar dinero, hacerse publicidad
y adquirir una ventaja sobre sus competidores.
Por ejemplo, una gran empresa multinacional que fabrica una
amplia gama de productos en diferentes zonas del mundo ha
ahorrado, desde 1990, 1 500 millones de euros reduciendo
su consumo de energía e instalando en sus fábricas nuevas
tecnologías más respetuosas con el clima. Además, ahorra entre
7 y 11 millones de euros al año mediante el uso de la energía
renovable.
Con estas medidas, ha reducido sus emisiones de gases
de efecto invernadero en un 67 % desde 1990 ().
Las asociaciones de fabricantes de automóviles europeos,
japoneses y coreanos se han comprometido voluntariamente
a reducir el promedio de emisiones de CO2 de
los nuevos turismos vendidos en Europa en una
cuarta parte aproximadamente con respecto a los
niveles de 1995, en 2008 (fabricantes europeos)
o 2009 (fabricantes japoneses y coreanos).
El desarrollo de tecnologías respetuosas del clima
crea además nuevos puestos de trabajo y abre nuevos
mercados. Gracias a los regímenes de apoyo a la energía eólica
existentes en varios países de la UE, las empresas europeas poseen
actualmente el 90 % del pujante mercado mundial de equipos de
energía eólica. En Alemania, la introducción de la energía eólica
ha dado trabajo a 40 000 personas.
Si las empresas europeas se
apresuran a desarrollar nuevas tecnologías respetuosas del clima,
adquirirán una ventaja competitiva para cuando aumente la
demanda mundial de estas tecnologías.
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