El programa sobre Efectos Conjugados Interhemisféricos en Investigaciones
Solares-Terrestres y del Aire se centra en aquella parte del espacio cercana a la
tierra (conocida como geoespacio) donde el viento solar interactúa con la
atmósfera exterior de la Tierra, la ionosfera y la magnetosfera. Manifestaciones
de esta interacción, como las auroras, se dan en las regiones polares.
Desde el
Año Geofísico Internacional 1957-58, hemos sido capaces de describir muchas
de las partes componentes del geoespacio. Pero aún existen importantes vacíos
en nuestro entendimiento de las interacciones. Necesitamos un conocimiento
más profundo de cómo la energía es transferida desde el viento solar al entorno
geoespacial; esto es imposible sin consideraciones simultáneas de varios
fenómenos geofísicos que suceden sobre ambas regiones polares, la norte y la
sur. Entre otras cosas, necesitamos saber más sobre la dinámica de la
magnetosfera de la Tierra durante las tormentas geomagnéticas causadas por
condiciones extremas de viento solar.
Queda mucho por aprender sobre cómo el
condicionante solar puede afectar a la atmósfera neutra, especialmente en
latitudes altas, donde los procesos condicionados por el viento solar tienen
mayor influencia. También necesitamos entender mejor las posibles influencias
cambiantes del sol sobre las condiciones atmosféricas y el clima polar. El
objetivo es especificar y predecir el estado global del geoespacio y, por lo tanto,
del ‘tiempo espacial’. El ‘tiempo espacial’ es un peligro potencial para las
tecnologías electrónicas y de comunicaciónes espaciales y terrestres, de las que
depende la sociedad.
Información adicional
La Antártida ofrece una excelente plataforma desde la cual observar amplias
regiones del geoespacio (que se extiende millones de kilómetros desde el planeta)
debido a que el campo magnético terrestre focaliza los efectos de las interacciones
solares-terrestres en las regiones polares y a que la Antártida tiene una masa de tierra
sobre la que instalar instrumentos en latitudes altas. Asi todo, la Antártida ha sido
infraexplotada para este propósito en comparación con el Ártico. Recientemente ha
habido una inversión sustancial por parte de unos cuantos países en instrumentación
sofisticada, proporcionando una malla de instrumentos sobre la región polar austral.
Instrumentos adicionales se instalarán en un futuro cercano proporcionando una
cobertura igual o en algunos casos mejor que en las regiones polares boreales. Existe
ahora la posibilidad de investigar relaciones conjugadas entre los dos hemisferios con
un detalle sin precedentes. ICESTAR está diseñado para explotar está capacidad. Uno
de los principales resultados será la visibilidad mejorada, accesibilidad y utilización de
los datos geoespaciales antárticos para permitir investigaciones del sistema
geoespacial completo, incluyendo estudios interhemisféricos y tierra-espacio, así como
nuevas investigaciones interdisciplinares en teleconexiones entre los niveles
superiores e inferiores de la atmósfera, en los que ICESTAR conectará con los
programas climáticos del SCAR.
La utilización de un enfoque bipolar es importante para eliminar los efectos de
variabilidad estacional y de asimetrías norte-sur, que aún no son del todo
comprendidas, y para permitirnos una valoración de la inyección total de energía en la
atmósfera superior a partir de la conexión viento solar–magnetosfera. La mayoría de
los actuales modelos geoespaciales están desarrollados a partir de observaciones del
hemisferio norte y asumen una respuesta simétrica (improbable) de ambas regiones
polares, norte y sur, a las perturbaciones magnéticas. Conocer las similitudes y
diferencias entre las altas atmósferas polares norte y sur nos permitirá una mejor
comprensión de cómo el planeta entero responde a la influencia variable de la
radiación electromagnética y del viento solar, ayudando así a mejorar las predicciones
de sus efectos sobre la superficie de la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario