Hoy, a pesar de que los datos sobre el avance del cambio climático son más
alarmantes que en 2009, paradójicamente las metas son menos exigentes y el Protocolo de
Kyoto, que nunca ha sido un instrumento apropiado, cumplirá su última vergüenza en Doha
(COP 18), que consistirá previsiblemente en:
1.Mantener la Plataforma de Durban (2011), posponiendo con ello el inicio de un nuevo acuerdo
a partir del 2020, pero demorando su reglamentación 4 o 5 años.
2.Mantener el carácter voluntario y no vinculante — con respecto a metas de reducción — de
los países altamente emisores de carbono, lo cual en la práctica significa que las principales
economías (Estados Unidos, China, Rusia, Japón y Corea del Sur), que juntas aportan cerca del
70 por ciento de las emisiones globales, seguirán como si nada grave estuviera ocurriendo.
3.Debilitar o acabar el grupo de trabajo de cooperación a largo plazo que debería definir
acciones hacia 2020 para todos los países, en los temas de financiamiento, transferencia de
tecnología, adaptación, mitigación y reducción de emisiones por la deforestación y la
degradación de los bosques en países en desarrollo (REDD).
Al culminar el primer período de cumplimiento del Protocolo de Kyoto, en esta cumbre de Doha
(2012), la humanidad habrá constatado que resulta cada vez más incierta la solución de la crisis
climática al confiar semejante misión a los mecanismos de la diplomacia internacional y al
sistema de las Naciones Unidas.Una respuesta generacional
Entonces nos veremos obligados a buscar otros
caminos, a explorar un nuevo tipo de soluciones
colectivas, y muy posiblemente lleguemos a la
conclusión de que esta colosal tarea no corresponderá
a quienes hoy están al mando de los gobiernos del
mundo, sino a quienes encarnan la sociedad civil.
Ya se ha empezado a hablar de la Generación del
cambio climático como un concepto movilizador de la
acción adaptativa de una sociedad humana más
inteligente y en transición. Pero tampoco a los adultos
de hoy, sino a los jóvenes, quienes podrán mejorar las
formas de articulación y acción de esa sociedad civil del futuro. Ellos son los llamados a exigir a
los gobiernos un cambio drástico en defensa de la vida, puesto que es lavida en su conjunto y
no el planeta Tierra, la que está amenazada por el cambio climático.
Esta nueva sociedad civil podrá demandar, ojala antes del 2020, una nueva gobernanza
global, que complemente el Sistema de las Naciones Unidas con una forma de Gobierno Global
del Clima, capaz de propiciar y poner en práctica acuerdos entre países, escalables y viables,
que nos permitan mejorar la adaptación y la transición energética global hacia una sociedad
verdaderamente sostenible.
La idea de un relevo generacional activo, el empeño de equipar a los jóvenes con las
herramientas necesarias para que puedan emprender el desafío colosal, ha venido
robusteciéndose. Ya se ha empezado a hablar de la Generación del cambio climático como un
concepto movilizador de la acción adaptativa de una sociedad humana más inteligente y en
transición.
Ojala se consolide la noción de que la respuesta global frente al cambio climático no puede ser
una respuesta política, económica, o ambiental exclusivamente, sino que debe ser una
respuesta generacional ante todo, capaz de aglutinar sistémicamente lo social, lo económico,
lo ambiental y por supuesto lo político. * Director General de KLIMAFORUM LATINOAMERICA
NETWORK KLN y profesor titular de la Universidad del Rosario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario