Los costes de tomar medidas no están distribuidas igualmente en los sectores o en el
mundo. Aun si los países ricos asumen la responsabilidad de reducciones absolutas en
emisiones de un 60-80% en 2050, los países en desarrollo deben tomar medidas
importantes también. Pero no se debería pedir a los países en desarrollo que asuman
la totalidad de los costes de estas medidas por sí mismos, y no tendrán que hacerlo.
Los mercados de carbono de países ricos ya están empezando a proporcionar flujos
financieros para apoyar el desarrollo de tecnologías bajas en carbono, a través del
Mecanismo de Desarrollo Limpio, entre otros. Ahora se precisa una transformación de
estos flujos para apoyar acciones al nivel requerido.
Las medidas sobre cambio climático también crearán importantes oportunidades
empresariales, a medida que se crean nuevos mercados de tecnologías bajas en
carbono y de otros bienes y servicios bajos en carbono. Estos mercados podrían llegar
a valer cientos de billones de dólares anuales, y el empleo en estos sectores crecerá en
consecuencia.
El mundo no está obligado a elegir entre evitar el cambio climático o promover el
crecimiento y desarrollo. Los cambios habidos en las tecnologías energéticas y en la
estructura de las economías han creado oportunidades para desvincular el crecimiento
de las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, el hacer caso omiso del
cambio climático llegará, con el tiempo, a perjudicar el crecimiento económico.
La lucha contra el cambio climático es una estrategia que favorece el crecimiento a más
largo plazo, y se puede hacer de manera que no limite las aspiraciones de crecimiento
de países ricos o pobres.
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