Indígenas
El f inal que nos amenaza hace imprescindible mirar con espíritu crítico el transcurrir de la existencia
humana, evaluar qué aspectos del avance de la humanidad son positivos y que otros nos conducen a la
tumba de la especie. Debemos comenzar examinando nuestros orígenes. Af ortunadamente en muchas
partes del mundo existen poblaciones originarias, indígenas, llamadas “salvajes”. Si a esta denominación
le quitamos su carga peyorativa, es correcta, signif ica no domesticada, silvestre, natural. Los indígenas
son quienes disf rutan menos de las ventajas de la civilización y son atacados f uertemente por ella. Al
estudiar esas poblaciones veremos que hay características comunes a ellas, de cualquier lugar que
sean, y que por lo tanto dichas características no tienen un carácter étnico, sino cultural primitivo,
verdaderamente humano, sin las def ormaciones que trajo consigo la civilización. Los indígenas Nunga de
Australia, Dongria Kondh de la India, Bosquimano de Áf rica, Sami de Escandinavia, Attawapiskatde
Canadá, Navajo de Estados Unidos, Maya de México, Nasa de Colombia, Mapuche de Chile, Quechua del
Perú, pensamos lo mismo: - La naturaleza es nuestra madre, debemos respetarla, quererla y cuidarla. A
ese sentimiento ahora se le llama ecológico. - En los asuntos que atañen a la sociedad, es ésta quien
debe determinar, no un individuo ni un grupo de ellos. A ese colectivismo ahora se le da diversos
nombres: Socialismo, comunismo, anarquismo. - La f elicidad consiste en vivir satisf actoriamente (lo que
se ha dado en llamar “el buen vivir”). El indígena no tiene el principio de la sociedad de consumo, el
criterio de que la f elicidad la da el dinero y las cosas que se compran con éste. - El indígena es
prof undamente solidario. - Respeta las dif erencias, entiende que hay otra gente que viste dif erente y
habla dif erente. Los pueblos indígenas se saben dif erentes y se respetan en esa dif erencia. - Enseña a
los niños y jóvenes las cosas que sabe, la educación no es un negocio, es tarea de los adultos y
ancianos. - La medicina la da la madre naturaleza, no es un negocio, a todos nos conviene que todos
estemos sanos. Los pueblos indígenas más primitivos, los más salvajes, los menos contaminados
por la civilización, son quienes conservan más vigorosos estos principios. En el Perú es notoria la
dif erencia entre los pueblos de la selva más puros y los quechuas y aymaras de la sierra, ya
contaminados.
Pongo algunos ejemplos:
- El indígena serrano hace un cultivo de papas, maíz, o f rejol. El indígena selvático no tiene un cultivo de
una planta determinada. Tala una pequeña extensión de selva y planta varias especies juntas, imitando a
la naturaleza. Modernamente a este sistema, ecológico por excelencia, se denomina permacultura. Luego
de unos años devolverá esa parcela a la selva y talará otra. - El indígena selvático cuando caza un
animal de gran tamaño, no lo sala para conservarlo. Llama a los vecinos y la colectividad disf ruta del
producto de la caza individual. - Un indígena quechua me dijo en nuestro idioma que los “chunchos”
(término quechua despectivo dado al selvático desde la época incaica) eran ociosos y me relató la
siguiente anécdota: Un hacendado dijo a un selvático que talara una determinada extensión y que le
pagaría un machete. El nativo lo hizo tan bien y tan rápido que el hacendado quedó positivamente
impresionado, le pagó el machete y le dijo: “Ahora te of rezco un negocio muy conveniente para ti: Tala la
impresionado, le pagó el machete y le dijo: “Ahora te of rezco un negocio muy conveniente para ti: Tala la
cuarta parte de lo que talaste y te doy otro machete”. El nativo le miró extrañado y le dijo: “Tengo sólo
una mano derecha ¿Para qué necesito dos machetes?” y se f ue. No quería progresar, sólo quería vivir. El
quechua que me lo contó lo tomó como “ocioso”. - Hace unos años los selváticos, quienes hablan
diversas lenguas se unieron los del norte, centro y sur del Perú en una sola lucha en def ensa de la
naturaleza. En la sierra somos sólo quechuas y aymaras y no podemos unirnos. - El indígena amazónico
no contaminado no sabe si es domingo o lunes ni le interesa. Sale de su vivienda con su arco y f lechas,
si encuentra algo digno de ser cazado lo hace, si encuentra f rutos silvestres útiles los recoge, al pasar
por su cultivo recoge algo y si hay arreglos que hacer los hace. Regresa a su vivienda, no le interesa la
hora. No sabemos si ha estado paseando o trabajando: Ha estado viviendo. Que los indígenas
amazónicos sean menos contaminados que nosotros los quechuas no quiere decir que no conservemos
mucho del amor a la naturaleza, del sentido colectivista del “ayllu” o comunidad campesina, del “buen
vivir”, de la solidaridad humana, etc. Af ortunadamente el indígena quechua todavía hace rotación de
cultivos, un año siembra habas y al año siguiente papas. También a veces hace cultivos asociados, como
maíz con leguminosas. No se vanagloria por la cantidad de cosecha que tenga, sino por el número de
especies y de variedades que cultiva. Me sentí orgulloso al ver que la revista de los verdes en Francia se
llamaba “Pachamama” (“Madre Tierra” en quechua), entendí que era el reconocimiento a nuestro amor y
lucha en def ensa de la naturaleza. Escuché que esa palabra es usada comúnmente en Cataluña y
también la oí en el Día de la Tierra en San Pablo, Brasil.
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