Las inundaciones han tenido un impacto devastador en las extensas ciudades brasileñas,
causando una perdida sustancial de los bienes sociales y económicos. A pesar de que
Brasil ha recolectado una gama amplia de datos hidrológicos y climáticos que permiten
prever y monitorear eventos extremos como sequías e inundaciones, carece de la infraestructura
necesaria para procesar y difundir esta información a una audiencia amplia.
Tomando en cuenta la sucesiva ocurrencia de eventos relacionados con desastres, en el
2009, la Agencia Nacional de Aguas de Brasil (ana) estableció una Sala de Situación,
cuyo objetivo principal es el monitoreo de las tendencias en el sistema hidrológico en el
país, a través del análisis de la evolución de las lluvias, los ríos y los niveles de almacenamiento,
y otros indicadores relacionados con el tiempo y el clima. Como resultado, se
pueden tomar acciones oportunas para prevenir o advertir eventos extremos.
A través de esta red, se ha brindado información oportuna en varias ocasiones. En 2011,
residentes locales de los estados brasileños de Alagoas y Pernambuco recibieron una
alerta de inundación inminente. En años anteriores, un evento similar causó la perdida
de vidas humanas y bienes, y el desplazamiento de miles de familias.
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