Introducción
La GIRH es la herramienta más flexible y detallada para evaluar los recursos hídricos
y cumplir con las diversas demandas del recurso (Elliot M. et al., 2011). El IPCC reconoce
en el Cuarto Informe de Evaluación del 2007 que la GIRH tiene el potencial de ser
“un instrumento para explorar las medidas de adaptación al cambio climático”.
CapÍtulo 3 autora principal: fabiola tabora, gwp
Tres elementos clave hacen que la girh sea considerada como la mejor herramienta
para enfrentar los impactos del cambio climático:
– Reconoce la naturaleza holística del ciclo del agua y considera la variedad de sectores
que utilizan el agua y la necesidad de que participen de manera integrada, para
procurar que los planes de un sector no perjudiquen las actividades de otro.
– Reconoce que el establecimiento de instituciones eficaces es clave para que las actividades
relacionadas al agua se puedan gestionar de manera equitativa y exitosa.
– Es inherentemente adaptativa. La girh admite que los planes para la gestión del agua
deben ser flexibles, reconociendo los cambios en los otros sectores, lo que implica que
no existen recetas “únicas”.
Es muy importante mencionar que la cuenca debe ser la unidad territorial a considerar
para la gestión del recurso hídrico. Este es un espacio donde confluyen aspectos histórico-
sociales, político-institucionales, económico-productivos y físico-ambientales, que
están determinando la manera en que se utilizan los recursos. Al considerar la cuenca
como base de la girh, tomamos en cuenta las interrelaciones entre los aspectos antes
mencionados y sus externalidades, que permiten identificar justamente aspectos clave
como los servicios ecosistémicos [capítulo 2].
La girh reconoce la necesidad de manejar las ventajas y desventajas de la gestión del
agua. Reconoce que un tipo de uso puede afectar a los demás, o de otro modo, que para
adaptarse eficazmente al cambio climático se necesitará una mejor gestión del agua,
que incluya una combinación de medidas “duras” (de infraestructura) y “blandas”
(institucionales). Las estrategias de adaptación al cambio climático pueden exigir
cambios más drásticos en el modo en que la agricultura, la industria y los asentamientos
humanos se manejan en general. Esto puede implicar la inversión en planes
orientados a la conservación, eficacia, innovación y la reutilización del recurso.
Por
ejemplo, el sector agrícola deberá invertir en investigación de nuevos cultivos que sean
más resistentes a las variaciones del clima, así como en tecnología más eficiente para el
uso del agua. Otro ejemplo es la necesidad de modificar cadenas de producción de
bienes o servicios altamente demandantes de agua que prevalecen en zonas de escasez
(como la producción lechera), para disminuir sus demandas de agua (quizás mediante
la importación del alimento para el ganado desde otras zonas con mayor abundancia
hídrica). Esto implicará cambios en la estructura de producción, transporte, financiamiento,
inversión, así como vencer inercias naturales en las formas de pensar y actuar
tanto de la sociedad como de las distintas autoridades.
A continuación se plantean una serie de elementos que deben considerarse en el marco
de la girh para el establecimiento de acciones que contribuyan a la adaptación al cambio
climático en las Américas. Éstos se han agrupado en tres ejes generales: la buena gobernanza,
el financiamiento del agua para todos y un ambiente propicio.
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