La planificación participativa a nivel local contribuye a incrementar la resiliencia para
hacer frente a los impactos del cambio climático. De esta forma se pueden hacer análisis
de vulnerabilidad, priorizar las acciones que es necesario implementar y plasmarlas en
planes de gestión que incorporan el cambio climático y la variabilidad climática como
uno de los elementos a considerar. Uno de estos espacios a nivel local que resulta relevante
son los Consejos de Cuenca, pues por su naturaleza están constituidos por representantes
de diferentes sectores, lo que permite que éstos sean sitios ideales para hacer
acopio de información para la toma de decisiones, así como identificar necesidades de
investigación. En el caso de México, se pueden encontrar experiencias exitosas en la
organización de Consejos de Cuenca.
Los Planes de Seguridad del Agua (psa) se consideran una medida de adaptación al
cambio climático, porque su implementación hace que los prestadores de los servicios
de agua y saneamiento estén mejor preparados para hacer frente a eventos extremos y
tener una mejor resiliencia ante la degradación de los sistemas de agua. Su elaboración
e implementación requiere que se consideren todos los componentes del sistema de
prestación de los servicios de agua para identificar factores que pueden poner en riesgo
la calidad o el acceso al agua. Esto implica identificar sitios críticos en la cuenca que
requieren de una atención especial, lo que también contribuye a reducir la vulnerabilidad
al cambio climático. Es importante considerar que los psa deberán buscar mecanismos
de articulación con el desarrollo de esquemas de gestión integral del riesgo.
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