El ipcc recomienda, como una medida de adaptación, la gestión eficaz de la demanda
del recurso hídrico en lugar de la ampliación de la oferta, principio congruente con el
establecimiento de límites a la extracción para poder asegurar su condición de renovabilidad.
Se trata de hacer más con menos: mayor productividad del campo, sin mayor
consumo de agua; consumo eficiente de la población y reparación de fugas, en lugar de
apertura de nuevas fuentes. Privilegiar este principio en las soluciones, dentro de lo
factible, resulta adaptativo, evitarlo resulta en acciones de mala adaptación. En este
sentido, la infraestructura que incluye o complementa los servicios de los ecosistemas y
maneja la demanda de agua y su uso eficiente, tal como la captación de agua de lluvia, la
recarga artificial de acuíferos, el reúso del agua, la reforestación de zonas de captación,
etcétera, favorece la resiliencia.
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