Bolivia apoyó la aprobación de la declaración de la Cumbre de Río+20 con reservas referidas a la
“economía verde”, subsidios a la energía y mecanismos innovadores de financiamiento. El presidente
Evo Morales anticipó el jueves en el foro que la “economía verde” es una nueva forma de colonialismo.
La reserva implica aprobar un tratado, pero excluyendo o modificando los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado en su aplicación al Estado que hace la reserva. Bolivia también hizo dos
interpretaciones al pacto.
El Estado “rechaza la ‘economía verde’ como un nuevo modelo y herramienta para la privatización de
la naturaleza y la sociedad, con el pretendido supuesto de alcanzar el desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza”, refiere el documento divulgado ayer por la delegación boliviana en Río de
Janeiro, liderada por René Orellana y Diego Pacheco.
El foro aprobó el documento denominado “El futuro que queremos”. Morales anticipó el jueves,
durante su intervención en el encuentro, que “la ‘economía verde’ es el nuevo sometimiento de los
países a los países capitalistas”.
Además, la delegación nacional guardó reserva sobre la temática de subsidios a la energía, porque
—refiere— “implica una reestructuración de nuestro sistema tributario y de regalías, y es contrario a la
Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, ya que vulnera decisiones que son de
estricto carácter soberano”.
En cuanto a los mecanismos innovadores de financiamiento, la observación es porque puede ser
interpretada como fuentes “provenientes de mercados de carbono, mercados de agua y de derechos
de agua, por servicios ambientales, y esquemas de mercantilización de las funciones y ciclos
naturales”.
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