Los retos ambientales que enfrenta la gestión del agua están bien establecidos: la
sobreexplotación, la contaminación, la pérdida de ecosistemas y de la biodiversidad,
así como los impactos en la salud pública. Existe una relación estrecha,
mutuamente reforzada, entre la gestión del agua que busca proteger los ecosistemas
y los servicios ecosistémicos que éstos proporcionan para aumentar los
beneficios que el agua brinda a la sociedad. Esta interdependencia aboga por
una nueva relación entre la girh y el medio ambiente, que reconozca a los ecosistemas
como proveedores vitales de agua, y a los servicios de los cuales depende
en gran medida la gestión del agua como: la capacidad de almacenamiento,
conducción, mejora en la calidad del agua, protección de zonas costeras, y la
prevención y mitigación de desastres naturales. Más que percibir a los ecosistemas
como otro usuario de los recursos hídricos, los ecosistemas saludables son un
componente fundamental de la gestión sustentable del agua.
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