Hay que tener en cuenta que parte de los Gases de
Efecto Invernadero de fuentes antropogénicas se
encuentran en la Naturaleza y existen para ellos pro-
cesos que permiten reasimilarlos y reutilizarlos.
Para el caso del C02, uno de sus elementos consti-
tutivos, el carbono, se encuentra entre los elementos
químicos más abundantes de los que componen la
biosfera. Constituye el elemento básico sobre el que
se construyen los seres vivos estructural y funcional-
mente.
No sólo es el protagonista de los procesos fisiológicos fundamentales y comunes a todos los seres vivos, es también el hilo conductor para el se- guimiento de los dos grandes tipos de ciclos en los que participa la materia: los ciclos sedimentarios y los gaseosos. Otros en cambio, -los compuestos sintetizados por el ser humano-, son más difícilmente tratables por los sistemas biogeoquímicos. Por ello sus moléculas tenderán a permanecer en la atmósfera más tiempo que las de origen natural.
Esto implica que la comparación meramente cuanti-
tativa de los gases de efecto invernadero a través
de los potenciales de calentamiento global ha de
complementarse con la visión cualitativa. Esta últi-
ma nos hace ver que la integración del C02 en los
grandes ciclos de materia y energía de la Tierra
abre numerosas vías de gestión para su exceso ac-
tual, cuestión mucho más dificultosa en el caso de
los de origen humano. Para éstos no cabe otra sa-
lida que el abandono de su uso y eliminación de su
producción.
No sólo es el protagonista de los procesos fisiológicos fundamentales y comunes a todos los seres vivos, es también el hilo conductor para el se- guimiento de los dos grandes tipos de ciclos en los que participa la materia: los ciclos sedimentarios y los gaseosos. Otros en cambio, -los compuestos sintetizados por el ser humano-, son más difícilmente tratables por los sistemas biogeoquímicos. Por ello sus moléculas tenderán a permanecer en la atmósfera más tiempo que las de origen natural.
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