Hernando Calla realizó estudios en economía y ciencias políticas en
la Universidad La Salle de Filadelfia (1975) y el CESU/UMSS de
Cochabamba (1995). Ha trabajado en proyectos de educación
popular con ONGs como CIPCA (campesinos), de desarrollo
económico con organizaciones de base como ANAPQUI (quinua), de
etnodesarrollo en fundaciones de antropólogos como ASUR (textiles
indígenas).
Actualmente trabaja como consultor en proyectos de desarrollo
relacionados con energías renovables, industria rural y otros temas
afines. Ha sido docente de economía política y formación social
boliviana en la UMSA de La Paz, y colaborador de opinión en varios
medios de prensa como Presencia, El Juguete Rabioso, La Prensa y
otros. Se dedica cada vez más a traducir y editar textos de varios
autores en temas de antropología, análisis político, desarrollo rural,
participación popular y pobreza, entre ellos, textos de Denise Arnold, David Curtis, Majid Rahnema,
Charles Hale, Ton Salman y, recientemente, el libro de Kevin Healy ?Llamas, tejidos y chocolate
orgánico. Desarrollo multicultural de base en los Andes y Amazonas de Bolivia? (Notre Dame
University Press, 2000). Ha escrito, editado y publicado algunos títulos, entre ellos, ?Partidos políticos
y municipios.
Las elecciones municipales de 1995? (ILDIS, 1996), ?¿Reciprocidad en la
dominación?? En: Política, cultura y etnicidad en Bolivia (CESU/UMSS, 1995) ?La guerra contra la
subsistencia? (una antología con escritos de Iván Illich en Ediciones Runa, 1991) y, recientemente, ?
Ivan Illich: historiador y crítico de la sociedad moderna? (una reseña de la obra de Illich a pocos días
de su muerte en diciembre de 2002 y publicada en Ciudades para un Futuro más Sostenible,
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n26)
El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress
Habría mucho que criticar a los medios modernos de comunicación masiva (en general, no
únicamente a los alineados con determinada visión ideológica) por su enorme poder para construir
realidades ficticias a despecho de lo que todavía nos informan nuestros propios sentidos, y
particularmente el sentido común, sobre las realidades concretas y diversas que delimitan las
actividades humanas.
A pesar de que esto no es nada nuevo (McLuhan ya hablaba en los 1960 de
que “el medio es el mensaje”), nos deberíamos felicitar de que ahora exista una creciente conciencia
de que los medios no son nada inocentes o neutrales en cuanto a la información que supuestamente
sólo vehiculan.
Es más, hay muchos estudios, escuelas, expertos e intelectuales que nos advierten
sobre la manipulación que operan los medios modernos sobre la conciencia de los individuos y las
colectividades; ni qué decir la legión de aquellos que denuncian la manipulación de los medios de
derecha ya sea para ampliar el dominio del capital transnacional a nivel global, o bien para socavar
los procesos políticos que intentan revertir (o sustituir) el dominio de partidos tradicionales que
representan a las elites conservadoras en sus países.
¿Hay acaso alguna razón para no felicitarnos por el creciente compromiso de estas personas con la
promoción de una conciencia crítica en nuestros países cada vez más bombardeados con imágenes
de los medios de comunicación transnacionales?
Una de ellas, el Vicepresidente Álvaro García
Linera, destaca estos días por su supuesto desmontaje de la “estafa mediática” en torno al TIPNIS.
Según García Linera, "todos los medios privados, sin excepción, nos han hablado del Tipnis como el
pulmón del mundo. Suena muy lindo y es muy impactante hablar del pulmón del mundo, donde están
los bosques que te dan el aire, que te dan el agua, entonces uno dice, pero cómo no cuidar ese
pulmón del mundo". Pero en realidad "en el TIPNIS hay y había venta de maderas, incluso con los
actuales dirigentes involucrados.... un pulmón del mundo no es una concesión maderera, un lugar
donde (además) anualmente se matan miles de lagartos -cocodrilos- para convertirlos en cuero por
empresas privadas extranjeras, y después llevar esas pieles a Italia y convertirlas en carteras y
cinturones carísimos". Recordó también que "en el lugar sigue habiendo turismo de privilegio. Un
boleto para ir al TIPNIS y estar cuatro días cazando en lagos y ríos valía siete mil dólares. Ningún
boliviano iba. Solo venían de Estados Unidos y de Europa, con vuelos a pistas de aterrizaje en el
TIPNIS, hoteles ecológicos de primera y los siete mil dólares para tres noches".
¿Qué decir frente a esta supuesta posición crítica frente a los medios (de derecha) de nuestros (ex)
amigos de izquierda comprometidos con el proceso de cambio? ¿Se trata más bien de mentiras
cínicas para encubrir acciones (del gobierno) a todas luces antipopulares (por divisionistas y antiindígenas)?
¿Están en lo cierto quienes creen que los actuales titulares del proceso de cambio han
mutado de piel para convertirse en los principales defensores de las transnacionales y otros intereses
inconfesables? Me parece que ni lo uno ni lo otro: ni verdaderamente críticos ni totalmente cínicos. Ni
las elaboraciones del Vicepresidente respecto a una supuesta “estafa mediática” sobre el TIPNIS
representan una posición crítica frente a la distorsión programada de la realidad que operan los
medios de comunicación masiva (independientemente de su orientación política), ni la distorsión
engañosa de la realidad que realizan los actuales gobernantes es equivalente a mentiras cínicas
(como las de algunos ex dictadores atrabiliarios estilo García Meza o Arce Gómez) que encubren una
política delincuencial en función de intereses inconfesables (narcotráfico).
¿Cómo entender entonces las maniobras de los gobernantes que últimamente se parecen tanto no ya
a las prácticas neoliberales sino a las dictatoriales? (solo en la época de Banzer la política era una
mala palabra como lo es ahora en boca de ministros/as y asambleístas del oficialismo). Para
entenderlas hay que acudir a un término originado en el psicoanálisis: la racionalización de la
conducta propia a la que suele recurrir el individuo cuando pretende ocultar las reales motivaciones e
implicaciones de su conducta incluso a sí mismo (como cuando alguien golpea a sus hijos para
desfogarse de sus frustraciones y pretende que lo hace para “educarlos” y se convence a sí mismo de
ello).
En otras palabras, lo que hacen el Vicepresidente y otros representantes del gobierno del MAS es
racionalizar su accionar cada vez más alejado de las prácticas democráticas con la especie de que
los medios son sus principales opositores al crear mitos (como el del TIPNIS) para encubrir
realidades más prosaicas (como la tala de madera en el “supuesto” bosque virgen y la caza furtiva del
lagarto amazónico en un área “supuestamente” intangible) que delatarían la existencia de intereses
creados de grupos ligados a las clases dominantes tradicionales . Asimismo, su incapacidad de
diálogo y aceptación de las realidades políticas inherentes a las luchas sociales de los movimientos
indígenas que hasta hace poco representaban se racionaliza como un supuesto plus de conciencia
que les permitiría, a los funcionarios y defensores del gobierno de Evo Morales, desenmascarar los
intereses creados (de transnacionales conservacionistas, ONGs interesadas, oposición
manipuladora) que estarían detrás de “las mentiras de los medios” (de derecha y “alguna izquierda”
que se deja instrumentalizar por esta) y de la manipulación de “unos cuantos dirigentes indígenas que
obligaron a sus bases a participar en las marchas indígenas de tierras bajas sin consultarles
previamente si querían la intangibilidad de su territorio” . Ante semejante distorsión de los hechos, no
es de extrañar que los dirigentes de la novena marcha indígena les reclamaran a los ministros que los
acusaban de mentir y manipular a sus bases: “antes de señalarnos que nos quitemos la paja de los
ojos, quítense la viga que tienen en los suyos”.
En realidad, a los gobernantes poco les importa la información relevante sobre el TIPNIS —la enorme
diversidad biológica preservada, su contribución como una especie de pulmón a la contención del
cambio climático, la decisión de sus comunidades para oponerse a la construcción de una carretera
que pase por el núcleo de su territorio y otras tantas— toda vez que ellos creen (“sienten”, diría Evo)
que el beneficio económico de la carretera (y para ellos, sobre todo el político) está fuera de
discusión. Lo contrario significaría hacer cuentas que están más allá de las posibilidades de cualquier
método de auditoría ambiental: ¿cómo se puede contabilizar la pérdida de tan enorme diversidad
biológica que implicaría la construcción de una autopista moderna por medio del TIPNIS? No es que
se desconozca la magnitud de las pérdidas en curso, como aquella que indica que las masas
forestales en países europeos y Estados Unidos aumentan (al haberse sustituido la leña por
combustibles fósiles) pero continua la destrucción de los bosques tropicales húmedos en el mundo a
una velocidad de media hectárea por segundo, o que las especies desaparecen a un ritmo que es tal
vez mil veces más rápido que lo normal, sin dar tiempo a catalogarlas, sin saber lo que se pierde.[ii]
Tampoco faltan estimaciones referidas específicamente al TIPNIS, como aquella investigación PIEB
que tenía una proyección de lo que ocurriría con la construcción de la carretera, realizada con base en
una veintena de indicadores biofísicos y socioeconómicos, y mostraba que en 18 años podría
deforestarse el 65% de la cobertura vegetal de la reserva natural, lo que implicaría 600 mil hectáreas
deforestadas equivalentes a 90 millones de toneladas de dióxido de carbono liberadas a la
atmósfera.[iii] Pero ninguno de estos argumentos haría mella en los gobernantes pues tienen claro,
para sí mismos, que han de ser otras tantas “mentiras” inventadas por los medios.
Por ello mismo, García Linera cierra el tema señalando que “se mostró a los hermanos indígenas casi
como los dueños de ese pulmón del mundo y cuando uno comienza a ver en detalle, los dueños no
son los pueblos indígenas.
Es la empresa maderera, es la empresa lagartera, la de turismo, como
esas que hay en toda la Amazonía boliviana. Son las ONGs...”, las verdaderas dueñas pues “el Estado
no tiene presencia allí. No hay Estado", expresó. No es de extrañar, entonces, que de nada valgan los
reclamos de los representantes de la Subcentral del TIPNIS de ser los legítimos titulares del territorio
indígena puesto que el título de propiedad de la TCO que el mismo gobierno de Evo Morales les
otorgó hace unos años sería apenas un saludo a la bandera.
A continuación el Vicepresidente, a través de su despacho u otros ministerios, realiza una campaña
de difusión de sus engañosas racionalizaciones en spots televisivos y publicaciones periódicas,
donde se pretende transformar la realidad mediante la propaganda, si fuera posible adecuándola a
las racionalizaciones y justificaciones de los gobernantes en su propósito geopolítico de destruir el
predominio económico de las elites cruceñas actualmente venidas a menos y a favor, claro está, de
las nuevas elites emergentes del Chapare y el occidente del país. Estas justificaciones se vuelven
más peligrosas cuando el poder o carisma del gobernante logra contagiar a otras personas que, por
necesidad de preservar sus empleos o dejándose seducir por una retórica de supuesto develamiento
crítico de los medios, se dedican a difundir esta especie de racionalizaciones mentirosas que son aún
más destructivas que las simples mentiras porque suponen un proceso de mentirse a sí mismos. De
ahí a que el “proceso de cambio” se transforme en un burdo intento de cambiar la realidad para que
se adecúe a “nuestras” mentiras solo dista un paso: la consulta tramposa en el TIPNIS para que las
comunidades indígenas del Isiboro-Sécure se vean obligadas a elegir ya sea la “intangibilidad” (NO
TOCAR) del propio territorio que les permite subsistir, o bien la “carretera ecológica” que los vincule,
quieran o no quieran, con el futuro territorio integrado del Estado plurinacional.
[i] Declaraciones del Vicepresidente Álvaro García Linera durante la reunión del Comité Ejecutivo de
la Unión Latinoamericana de Agencia de Noticias, (Prensa Latina, La Paz, 21 julio 2012; todas las
demás citas a continuación corresponden a esta misma fuente)
[ii] Ver Joan Martínez Alier “Hacia una economía sostenible: dilemas del ecologismo actual”
http://www.ecopolitica.org/index.php?option=com_content&view=article&id=119:hacia-una-economiasostenible-
dilemas-del-ecologismo-actual&catid=23:econom&Itemid=69
[iii] Ver estudio “Compensación por Servicios Ambientales de Carbono. Una alternativa para reducir
la deforestación en el TIPNIS” de María Teresa Vargas, Noelia Garzón, Edil Osinaga y Robert Müller
de la Fundación Natura, presentado como parte de la serie de cinco publicaciones de la convocatoria
"Sostenibilidad de las Áreas Protegidas en la Cuenca Amazónica de Bolivia”, promovida por el
Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) y la Embajada Real de Dinamarca.
http://www.pieb.com.bo/sipieb_nota.php?idn=6711.
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